Punto de partida para Madrid
Entre los puentes que existen en
Cuenca se ha llevado la palma el de San Pablo, del cual os hable hace uno días,
hoy quiero abrir una ventana al puente que nos comunicaba con Madrid desde hace
muchos años, hasta que se construyó el puente por la zona del barrio de
Buenavista, siendo inaugurado el 22 de julio de 1978.
Según la hemeroteca del momento, desde 1941 la Dirección General de la Vivienda encargó al arquitecto Manuel Muñoz Monasterio el proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca, que sería aprobado cinco años más tarde. Se hace referencia en el mencionado informe, que entre otras dificultades de los accesos a la ciudad, del incomodo y único acceso desde Madrid era el puente de San Antón.
Según la hemeroteca del momento, desde 1941 la Dirección General de la Vivienda encargó al arquitecto Manuel Muñoz Monasterio el proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca, que sería aprobado cinco años más tarde. Se hace referencia en el mencionado informe, que entre otras dificultades de los accesos a la ciudad, del incomodo y único acceso desde Madrid era el puente de San Antón.
Como dato curioso diré que en el
año 1974 se presentó el proyecto en la Casa de Cultura “Fermín Caballero”, con
exposición de dibujos y maquetas, siendo adjudicadas las obras a Entrecanales y
Tavora.
Sobre el río Júcar desde la época
musulmana se aprecia la existencia de un puente sobre el río en la zona de San
Antón. La documentación de esa época es nula por lo que solo se especula de
cómo pudo ser. La descripción más certera que tenemos, ya en el siglo XIX, la
hace Muñoz y Soliva, diciendo: “Se
compone de dos grandes ojos de cantería tan fuerte que, cuando en 1822 se
empezó a cortar el arco pequeño que hay sobre el machón a la parte de la
ciudad, para evitar la entrada de la facción de Bessieres, vi saltar con los barrenos más fácilmente la sillería que
la petrificada argamasa. En 1849 le dieron por ruinoso y se hizo uno de madera
al frente de la huerta de Santiago, que ya no existe, y el ruinoso continúa
dando paso a la diligencia y carros”.
Esto es cierto porque en 1851 se
determina su restauración por parte de las autoridades, diseñándose un armazón
nuevo que sostuviera los arcos y se concluye con su restauración hacia 1867.
Durante el periodo de restauración se suspendió el tránsito por él,
instalándose uno provisional de madera en el paraje conocido como el Sargal. En
1868 se sustituyeron los pretiles de piedra por barandillas de hierro para
permitir más espacio al tránsito y el acerado que podemos ver hoy en el puente
se puso en las obras de mejoras llevadas a cabo en el año de 1995.
Publicado en Cuenca, 7 de marzo de 2019.
Por: José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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