viernes, 21 de julio de 2023

De meretriz a Santa. María Magdalena. El perdón y la santidad esta alcance de todos.

María Magdalena, primera testigo de la Resurrección de Cristo

Día 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena.
    Explorando el arte que existe en las entrañas de nuestra Catedral, he hallado un altar dedicado a María Magdalena. Su festividad es el 22 de julio y eso me llevó a estudiar más profundamente esta representación que no me cuadra mucho con la imagen que de ella da los Evangelios. En San Lucas la identifica como la pecadora (Lc. 7, 37-50) y en otro pasaje la identifica como María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc.10, 38-42). San Juan la nombra como una de las mujeres que seguían a Jesús (Jn. 20, 10.18).
Imagen de María Magdalena
Imagen de la Santa en la Catedral de Cuenca


    He podido constatar que también es mencionada en los Evangelios Apócrifos, como discípula distinguida de Jesús de Nazaret.
Otras confesiones también la consideran santa, como la Iglesia Ortodoxa y la Comunidad Anglicana, celebrando su festividad el 22 de julio como nosotros.
Este retablo es obra de José Martín de Aldehuela, realizado en 1777. En la parte central un  gran relieve de madera policromada de María Magdalena preside el retablo, portando un crucifijo, una calavera, un jarrón y un cilicio. 

    Según los atributos con lo que se representa desorienta un poco, sobre todo el cilicio. Veamos su procedencia y la característica que distingue a esta santa. Su nombre hace referencia a su lugar de procedencia. Magdala, es una localidad situada en la costa occidental de Tiberíades.
Se tiene referencias qu el primer lugar que se le dio culto fue en la ciudad de Vézelay en Borgoña desde el año 1030, estando atestiguadas las peregrinaciones, al sepulcro de María Magdalena desde ese año.

    Fue el Papa León IX quien dio permiso para el traslado de las reliquias de María Magdalena desde su sepulcro en el Oratorio de San Maximino en Aix en Provence hasta la abadía de Vézelay en 771.
Realmente se puede afirmar que las peregrinaciones se dieron con mayor certeza al ser descubierto el cuerpo de María Magdalena el 9 de septiembre de 1279 en Saint Maximin la Sainte Baume, Provenza por el príncipe de  Salemo, que sería el futuro Rey Carlos II de Nápoles. En ésta ubicación se construiría un gran monasterio dominico que llegaría a ser uno de los más importantes de Francia. Las reliquias se depositaron en un sarcófago sufragado por el papa Clemente VIII, depositándose la cabeza en un relicario aparte. Con la Revolución Francesa fueron profanadas y en 1814, después de restaurarse el Monasterio, se sigue venerando en él. 

    La figura de María Magdalena como penitente, cuadra más con la imagen que tenemos en nuestra Catedral. Pero hay otra santa llamada, María Egipciaca, santa del siglo V que se le atribuyen estos atributos también. Según el libro de "La Vida de los Santos" de Jacobo de la Vorágine, esta segunda María se había dedicado a la prostitución, al igual que la primera, pero ésta se retiró al desierto a espiar sus pecados. Su representación es con cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos, símbolo de su penitencia en el desierto. Estos atributos, como el cilicio y el cabello largo, que acompañan a María Magdalena, crea confusión en ambas Santas. 

    Ante estos problemas la Iglesia Católica retiró del calendario litúrgico el apelativo de “penitente”, en el año 1969, atributo que se le daba a María Magdalena. Así mismo desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del Evangelio de San Lucas (Lc. 7, 36-50) acerca de la mujer pecadora.

    Benedicto XVI en el 2006 expresó sobre este particular: “La historia de María Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por Él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte”.

Publicado en Cuenca, 20 de julio de 2018 y 22 de julio de 2022.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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