viernes, 7 de septiembre de 2018

El arca de la limosna de San Julián


Todo ello se repartía anualmente por acuerdo del Cabildo. Otro de sus cargos era asistir diariamente a la distribución de pan que se hacía en una de las puertas principales de la Catedral, a cuantos mendigos de Cuenca y forasteros se presentaban.

En los primeros días de septiembre se celebró un triduo en honor a San Julián, eso es un hecho palpable que se viene celebrando al solicitar al Papa Julio III (1550-1555) el cambio de fecha de la celebración de la festividad de San Julián del 28  de enero al 5 de septiembre. Veamos cómo sucedieron los hechos.

Dice el escrito que lo atestigua el cambio de fecha: “Decimos que en esta ciudad se instituyó una cofradía de los caballeros y gente más noble y principal de ella, la cual preserva con mucha devoción del glorioso Santo festejando su día que es el 28 de enero con gran demostración de alegría corriendo toros y jugando cucañas después de asistir a una solemne procesión y asistiendo a los divinos oficios con sermón lo cual hicieron desde muchos años, pero viendo que con la aspereza del tiempo por ser tierra tan fría no podían cumplir con su deseo y devoción suplicaron al Papa Julio III trasladase la dicha fiesta al 5 de septiembre. Lo cual concedió dejando, además que se celebrara como se celebra con mucha solemnidad, el día de su tránsito, el 28 de enero”.


En el Pontificado de D. Juan Cabeza de Vaca puso el canónigo Martín González los cimientos del Arca de la Limosna o Arca de San Julián, obra pía que, con la generosidad del Canónigo Sr. Lorenzana y de otros prebendados y munificencia de los Sres. Obispos llegó a contar con una renta de más de mil fanegas de trigo, de una porción considerable de centeno y cebada y unos mil ducados en metálico. Todo ello se repartía anualmente por acuerdo del Cabildo a quien pertenecía a la administración y al gobierno de la diócesis, entre conventos de monjas pobres de Cuenca, por especial decreto apostólico, y entre pobres vergonzantes de ambos sexos y de todo estado. Según lo exigía la necesidad y lo dictaba la discreción, a unos se les asignaba un número determinado de fanegas de cereales, o se les daba por una vez cierta cantidad y a otros se les señalaba para toda la semana cierto número de panes, que recibían los sábados por la mañana. El Cabildo titulado limosnero, de nombramiento del Cabildo, corría con la cobranza y proponía a su comité la distribución. Otro de sus cargos era asistir diariamente a la distribución de pan que se hacía en una de las puertas principales de la Catedral, a cuantos mendigos de Cuenca y forasteros se presentaban.


Los beneficios que derramó en los menesterosos esta piadosa fundación hasta ocupar sus bienes el Estado, son incalculables. Fue llamada Arca de San Julián, en imitación de la caridad de San Julián fue establecida.

Cuenca, 7 de septiembre de 2018.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario