jueves, 19 de marzo de 2020

Amuletos de la buena suerte.

   ¿Quién no ha llevado una estampa de la Virgen o algún objeto a un examen que suponía mucho en su vida? Pero ¿Cuál podría ser el origen de tales supersticiones que nos acompañan en nuestra vida?

Se puede decir que el hombre siempre ha utilizado algún objeto con el propósito de brindarle ventaja contra otro de su especie. El origen de los amuletos puede remontarse al Neolítico, pero se puede decir que los primeros considerados como tales surgieron en Egipto en forma de una joya y eran apreciados, por los que lo portaban, como objetos de buena suerte y protectores. Los amuletos servían de identificadores tras la muerte, sirviéndoles para que los dioses les guiaran hacia el lugar que les correspondía en el más allá.

Los griegos y romanos también tenían mucha fe en ellos, cada dios del panteón romano estaba asociado a una piedra preciosa, de la que se fabricaban colgantes o figuritas que transmitían los poderes del dios correspondiente a su portador.

En los principios del cristianismo los creyentes portaban bajo la ropa un amuleto en forma de pez, llamado Ichthys, con ello buscaban la protección divina y los judíos solían portar un colgante de oro que contenía fragmentos de la Torá.
El pez.

Volviendo otra vez al pez, diré que este amuleto les servía para identificarse entre ellos y para tener acceso a las ceremonias religiosas, que por aquel entonces se celebraban en la clandestinidad. El Ichthys tiene esa forma porque la palabra pez en griego coincide con el acrónimo: Jesús-Cristo, Hijo de Dios y Salvador.

Uno de los amuletos más expandidos en nuestra sociedad ha sido la herradura. Siempre me ha gustado la herradura, no sé el porqué, cuando me encontraba una en algún camino campero la conservaba hasta que mi madre la tiraba porque ensuciaba los muebles el óxido que desprendía. Os cantare su historia:
Herradura

Surge de la leyenda de san Dunstan, quien era herrero antes de convertirse en arzobispo de Canterbury. Se dice en su historia que un día entró en su herrería el diablo pidiéndole que revisara el herraje de su caballo y si era necesario cambiase las que pudieran estar en mal estado, pues el trayecto que había traía estaba lleno de piedras. Dunstan fingió no reconocerlo. ¿Qué hizo?, pero mientras trabajaba el diablo se quedó dormido y aprovechando que el diablo también tenía patas de animal le clavó también a él las herraduras. Al despertar el diablo y verse con las herraduras en sus patas pidió a Dunstan que se las quitara, pues no podía moverse con agilidad. Él accedió a retirárselas siempre que prometiera que nunca entraría en un hogar con una herradura clavada en la puerta, cosa de accedió y desde entonces se clava una herradura en la puerta de las casas para impedir el paso del maligno en ellas.

No soy supersticioso pero si me dices que me vacíe los bolsillos encontrarás en ello dos bellotas. Dicen los historiadores que durante la conquista normanda en el siglo XI, los ingleses llevaban bellotas secas para protegerse de las brutalidades del día saciando así su hambre. A partir de aquí, el fruto comenzó a ser considerado como un emblema de suerte, prosperidad, juventud y poder, sin olvidar que es un símbolo de crecimiento espiritual. Curiosamente no sólo se han empleado las bellotas como amuleto de la suerte, en el Medievo se creía que quien llevara consigo un par de ellas, la juventud le acompañaría por muchos años de su vida.
Bellota

Entre mis estudios sobre los Templarios hallé una leyenda que decía que ellos siempre consideraban a las bellotas como amuleto de la suerte y eran valoradas como un objeto que les daba fuerza y generaba una coraza que les protegía dentro de los campos de batalla.

En mi estudio iconográfico de la Catedral de Cuenca hallé entre sus muchos objetos e iconos que ilustran los veintitrés arcos góticos del siglo XV, la bellota y en ramillete de dos y tres, y es que la bellota siempre asegura la firmeza en el trabajo, se obtiene una vida plena, logrando coronar los logros que se desean alcanzar. Es la bellota un signo de salud, de mucha fuerza y de indudable prosperidad. Si la llevas consigo aseguras que tu hogar se hará cada vez más próspero, grande y fuerte. ¡Es un amuleto excelente que no se debe desaprovechar!
Bellotas en la iconografía de la Catedral de Cuenca.

Por hoy lo dejamos, haremos una tercera entrega de amuletos pues hay muchísimos y viene bien conocer su historia como entretenimiento en estos días de cuarentena por el coronavirus.

Cuenca, 19 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

1 comentario:

  1. Me encantan los amuletos, creo mucho en ellos. Aquí les comparto un artículo excelente sobre ellos. Saludos. https://www.joya.life/blog/el-significado-de-los-amuletos-de-animales/

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