sábado, 27 de mayo de 2023

La evangelización de Inglaterra

Hoy 28 de mayo celebramos la festividad de San Agustín de  Cantorbery que mucho tuvo que ver con la evangelización de Inglaterra.
La historia nos la cuenta el monje benedictino llamado Beta el Venerable que vivió entre los años 672 y 735, fue escritor y erudito. Su obra más conocida fue “Historia eclesiástica del pueblo de los Anglos”  donde nos relata la evangelización de Inglaterra.
San Agustín de  Cantorbery

Cuenta que paseaba en el foro romano el abad de Monte Celia, que  se llamaba Gregorio, entre la muchedumbre de esclavos vio a unos jóvenes que le llamaron la atención por su belleza, la blancura de su tez y la largura de sus cabellos rubios. Preguntando de dónde eran estos esclavos, al mercader; éste le contestó que de la isla de Bretaña, donde aún no se conocía a Cristo.
Desde ese momento Gregorio se interesó por su evangelización pero el pueblo romano no le dejó al aclamarlo poco después como su obispo.

Poco después Gregorio fue elevado a Sumo Pontífice y no olvidando sus deseos de evangelizar a los ingleses, al no poder ir él personalmente pensó entonces en Agustín, que era el prior del monasterio de Monte Celio.
Salió San Agustín de Roma con otros cuarenta compañeros el año 596 y desembarcó a principio del año siguiente en la región de Thanet, en el mismo lugar donde había desembarcado Julio César. Lo que éste no había logrado con sus legiones lo iba a lograr ahora Agustín con sus cuarenta compañeros: la conquista de Inglaterra para Cristo.

Autorizados por el rey Etelberto, hicieron los monjes su entrada triunfal en la capital de Kent, Cantorbery. Iban procesionalmente precedidos por San Agustín, alto y de prestancia patricia. Justo a él un monje llevaba la cruz de plata y otro un estandarte era coa imagen de Cristo. Todos cantaban la oración de las Rogativas: “Conjurámoste, Señor, por tu misericordia, que apartes tu ira de esta ciudad y de tu santa casa, porque hemos pecado. Alleluia”.
Así empezó la conquista espiritual de Inglaterra para el imperio de Cristo, al mismo tiempo que los bárbaros invadían Italia y arruinaban la civilización de Roma. El pacífico escuadrón de Agustín domina pronto en toda la Isla, donde las águilas romanas no habían podido posar su vuelo. No hay en la historia una conquista más pacífica y grandiosa.

El rey Etelberto recibió pronto el bautismo con todos los grandes de su corte. Un año, en el día de Navidad, bautizó en el Jorch varios millares. Los enfermos sanaban al mismo tiempo de sus dolencias corporales.
San Agustín volvió a Francia para ser consagrado obispo. Y luego él consagró a otros varios en Inglaterra, que envió por diversas regiones, mientras la sede principal fue establecida en Cantorbery.

La predicación de San Agustín estuvo acompañada, como la de los Apóstoles, con multitud de milagros y gracias extraordinarias. San Gregorio, sabiendo estas maravillas, le escribió desde Roma recomendándole la virtud de la humildad.
El apostolado de San Agustín duró solamente siete años. Su muerte acaeció el 26 de mayo del año 609. Su fiesta la introdujo en el Misal Romano el Papa León XIII, con el deseo de atraerse a los ingleses hacia la Iglesia Madre.
Cuenca, 28 de mayo de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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