viernes, 5 de mayo de 2023

El martirio de san Juan Apóstol. 6 de mayo.

    En primer lugar he de decir que esta fiesta fue suprimida del Misal Romano en la reforma de 1960. En esta reforma se estableció la norma de no repetir o duplicar las fiestas de un mismo santo. Pero como en Cuenca y Huete hay mucha devoción a san Juan, he tenido a bien en traerla hoy.

Como sabéis la fiesta de san Juan Evangelista la celebramos el 27 de diciembre. Hoy daremos un repaso a su vida.
San Juan Evangelista. Cuenca
   Para establecer un recorrido y una situación histórica tenemos que recordar que la primera persecución cristiana empezó bajo el dominio del emperador Nerón, y siguieron las persecuciones hasta el año 69. Estas persecuciones duraron alrededor de veinte años y los edictos  fueron ejecutados bajo el dominio de: Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano y Tito.

Si nos centramos en san Juan, sabemos que una vez que murió la Virgen, en Jerusalén, y fue elevada al Cielo, san Juan, hacia el año 42, se marchó al Asia Menor y se estableció en la ciudad marítima de Éfeso, capital efectiva de toda aquella provincia romana. Aquí vivía el Santo Apóstol cuando subió al trono el emperador Domiciano (años: 81-96).

Los primeros años fluyeron tranquilamente para los cristianos, pero el año 14 de su reinado (sobre el año 94), Domiciano se enfureció contra ellos y renovó lo que llama Tertuliano el Institutum Neronianum. Muchos fueron condenados por ateísmo y costumbres judaicas, como decían los páganos. La suerte que corrieron fue, entre otras: la condena a muerte,  al destierro o bien a la pérdida y confiscación de todos sus bienes.
San Juan Evangelista. Huete

Fue ejecutado Flavio Clemente, primo del emperador y cónsul el año 93. Su esposa Flavia Domitila fue desterrada a la isla Pandataria (santa María) frente a Gaeta. Flavia Domitila la joven, nieta, de Pomponia Grecina e hija de santa Plautila, marchó a la isla Poncia. También fue martirizado y murió el cónsul Acelio Glabrión en el año 91.

De Palestina fueron llevados a Roma y juzgados delante de Domiciano dos parientes del Señor, nietos de san Judas Apóstol. El emperador se convenció de que no aspiraban a la corona de los judíos y los puso en libertad.

Con san Juan Apóstol fue más severo. No consta con qué motivo y en qué circunstancias vino san Juan a Roma. Pero su venida y martirio en tiempo de Domiciano es cierto. Tertuliano, a principios del siglo III, muy impuesto en todas las tradiciones romanas de los primeros siglos, nos dice claramente que san Juan estuvo en Roma y fue arrojado en una caldera de aceite hirviendo.
Martirio de san Juan Evangelista.

San Juan era ya anciano y probablemente fue azotado antes de ser arrojado desnudo en la caldera. Podemos imaginarlo dentro, con las manos juntas y en fervorosa oración, recordando las palabras proféticas del Señor, cuando le anunció que debía beber el cáliz de su Pasión, antes de entrar en el reino de su Padre. Allí se ofreció como víctima por la Iglesia y Dios se contentó con su ofrecimiento y primeros dolores, pues en vez de ahogarse y morir perseveró orando y alabando a Dios hasta que lo sacaron más fuerte y rejuvenecido, como expresamente dice Tertuliano. San Jerónimo menciona esta confesión del Apóstol y los Padres posteriores. San Isidro habla de un veneno que le obligaron a tomar sin que le hiciese daño alguno.

Desde el siglo IX se conmemora este martirio en una basílica romana, junto a la puerta llamada Latina, porque da salida al Lacio. La Iglesia es del siglo V y ha sido restaurada en varias ocasiones.

Ante la evidencia y fuerza del poder sobrenatural, que tan sensible se mostró en el viaje del Apóstol de Cristo, cedió el emperador, le perdonó la vida y se contentó con enviarle desterrado a la isla de Patmos. No había llegado  todavía la hora final de san Juan y Dios lo conservaba aún para grandes empresas. En el destierro de Patmos debía escribir su revelación o Apocalipsis, y luego, con la muerte del tirano, volver a las Iglesias del Asia Menor, para dejarles en herencia el Evangelio de Jesucristo, el Evangelio espiritual, que tan de manifiesto iba a poner el amor y divinidad de Jesús.

Publicado en Cuenca, 6 de mayo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
-Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tene. Huesca. 1945.








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