martes, 2 de mayo de 2023

Felipe y Santiago el Menor (siglo I). Festividad del 3 de mayo.

   Dos de los primeros seguidores del Señor se emparejan hoy en el calendario por una circunstancia histórica puramente fortuita, el hecho de que el siglo VI las reliquias de ambos  se trasladaron a la basílica de los Santos Apóstoles de Roma, donde todavía se veneran.

A pesar de su nombre griego, “el que ama los caballos”, Felipe era un judío de Betsaida, galileo como Pedro y Andrés, a quien según el Evangelio bastó una sola palabra, “Sígueme”, para que lo dejase todo y siguiera al Rabí. Apenas convertido en discípulo lleva Jesús a otro de los doce, Bartolomé, y luego se le cita varias veces más (en la multiplicación de los manes, en la última Cena)

Da la impresión de ser fiel, sencillo y dócil, con buena voluntad, aunque no muy agudo, y que le cuesta penetrar en el sentido espiritual de lo que oye y ve (lo cual subraya que los apóstoles no fueron elegidos por ser lumbreras, poderosas inteligencias, almas de excepción, sino que eran un material humano tosco del que el Maestro saca la luz).

Se supone que predicó en Escitia y Frigia, y que murió en Hierápolis crucificado cabeza abajo, como san Pedro.

Santiago, hijo de Alfeo, llamado el Menor (quizá porque se incorporó más tarde al grupo apostólico), seguramente es el mismo a quien se conocía por “el Justo”, que presidió de modo tan ejemplar la comunidad cristiana de Jerusalén, alma del primer concilio, que murió lapidado y a quien se atribuye una de las epístolas del Nuevo Testamento.
San Felipe y Santiago.

Pero lo que más le individualiza es el ser primo hermano de Jesús, a quien debía de parecerse mucho físicamente; en la Iglesia griega se le llama “el hermano de Dios”, y de él dice un autor antiguo que “quien ve a este hombre es como si viera a Cristo, por la gran semejanza que existió entre ellos”. Este es el privilegio de Santiago el Menos, ser el vivo retrato de una persona divina.

Publicado en Cuenca, 3 de mayo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.




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