viernes, 12 de mayo de 2023

13 de mayo, fiesta de la Virgen de Fátima.

   Hoy no puedo dejar de recordar la aparición de la Virgen María en Cova de Iría (Portugal) en el siglo XX, concretamente en el año 1917. Los pastorcillos Francisco y Jacinta Marto fueron beatificados por el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo del año 2000 durante su visita al Santuario de Fátima y canonizados por el Papa Francisco el 13 de mayo de 2017.

Estos niños eran hijos de Manuel Pedro Marto y Olimpia de Jesús dos Santos, Jacinta y Francisco nunca fueron a la escuela y trabajaban como pastores con su prima Lucía.

En la primera aparición de la Virgen, los niños contemplaron a una señora vestida de blanco, más brillante que el sol.  Dirigiéndose a Lucía, Jacinta y Francisco les dijo: “No tengáis miedo”. Después les afirmó que era del cielo y les pidió que volvieran al mismo lugar seis meses seguidos.

La Virgen les preguntó: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?

Los pastorcillos le respondieron que sí. Y entonces les advierte que tendrán que sufrir mucho, pero que la gracia de Dios los fortalecerá. Después la Virgen abrió sus manos y les infundió una luz que les invadió. Finalmente les dijo: “Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra”. Inmediatamente se elevó.

En los meses siguientes los niños acudieron el lugar para cumplir con el mandato de la Virgen, pero no estuvieron exentos de burlas, calumnias, amenazas y la cárcel por la incomprensión de la gente. Francisco y Jacinta fallecieron, poco después por dolorosas enfermedades.

Con el tiempo la Iglesia reconoció las apariciones milagrosas y la devoción a la Virgen de Fátima se expendió por todo el mundo.

Lucía cuenta que la Virgen, en la aparición del 13 de julio de 1917 les comunicó: “Sacrificaros por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis algún sacrificio: Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.

La Virgen insistió en el rezo del rosario y que al terminar cada decena del misterio rezaran así: “Oh Jesús mío, perdonadnos, libradnos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia”.

Publicado en Cuenca, 13 de mayo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


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