miércoles, 29 de mayo de 2019

San Fernando, 30 de mayo

“El siervo de Santa María”

Hoy la Iglesia España celebra la fiesta de San Fernando III el Santo, una de las más puras glorias de España. Es llamado el Montesino por que nació en un monte entre Zamora y Salamanca, cuando viajaban sus padres Don Alfonso IX y Doña Berenguela entre ambas ciudades. Allí rodeado de grandes y soldados, en una tienda de campaña, bajo el cielo estrellado de la tierra leonesa, nace el Santo conquistador de Andalucía el año 1199.

Poco se ha hablado de la niñez de este Rey santo y hay que saber que a los diez años le acechó la muerte. Cuando la medicina del momento lo dio como perdido para este mundo, su madre no se rindió y lo llevó hasta el monasterio de Oña, rezó y lloró durante una noche entera ante la imagen de la Virgen. Dice la crónica: “y el meninno empieza a dormir et depois que foi, luego de comer podía”.
La fortuna acompaña a este Santo príncipe. Por la muerte de su tío Enrique I y renuncia de su madre Doña Berenguela, queda como rey de Castilla. A los 18 años es armado caballero en el monasterio de Santa María de las Huelgas, junto a Burgos. Desde entonces siente que su misión es la de dilatar el reino cristiano. Su espada sólo puede desenvainarla contra los enemigos de la Fe. Al morir su padre Alfonso IX de León, el año 1230, entra pacíficamente en la posesión de su segundo  reino, sin derramar una sola gota de sangre cristiana. En León, lo mismo que en Castilla, todas las gentes le amaban.

A las 25 años cabalga sobre un brioso corcel y se acerca por primera vez a las orillas del Guadalquivir, iniciando la gesta gloriosa de treinta años que sólo la muerte podía interrumpir. 
La victoria volaba sobre su yelmo de oro. No tiene nunca un revés porque es “el caballero de Dios”, “el siervo de Santa María” y el “alférez de Santiago”. Aún se conserva una pequeña estatua de marfil que llevaba siempre consigo en el arzón del caballo, que colocaba a la cabecera de su cama, mientras dormía y delante de la cual pasaba largas horas arrodillado en los momentos más apurados de su vida de azares y peligros.
Fue recobrando palmo a palmo las tierras andaluzas de la usurpación árabe. En 1224 toma Quesada con seis castillos más; en el año 1226, Iznatoraf; en el año 1233, Ubeda; en el año de 1236, Córdoba; en 1243, Murcia y en el año 1244 llega hasta las puertas de Granada, y al final de 1245 entra en Jaén y proyecta la conquista de Sevilla, donde había de descansar después de muerto.

Empezó el cerco de Sevilla en 1247 y duró más de un año. Su entrada en Sevilla no fue un triunfo de Fernando sino de Santa María. La Virgen entró victoriosa sobre un carro triunfal, adornada de joyas, tapices y brillantes.
A los 52 años, cuando pensaba pasar a África, le sorprendió la última enfermedad, que su hijo, el Rey Sabio, nos ha contado en su “Historia de España”.

El Papa Clemente X en el año 1671 lo colocó entre el número de los Santos.

Cuenca, 30 de mayo de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

  

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