jueves, 3 de agosto de 2023

San Juan María Vianney (1786-1859). Festividad del 4 de agosto.

En la historia que relata la vida de este Santo se cuenta que en Dardilly, su pueblo natal, cierta noche sus padres albergaron a un pordiosero, Benito José Labre, que pagó con su bendición al niño de tan hospitalarios labriegos; y con ella debió de comunicarle el carisma del desecho humano, de los que parecen no servir para nada. La santidad se contagia y su estilo personal también.
Así fue Juan Bautista no era gran cosa: hijo de pobres, pastor de tres cabras y un asno, desmedrado y frágil de salud, ignorante, romo de inteligencia hasta el punto de que acabó ordenándose por compasión. Y desertor del ejército de Napoleón para remate, ¿Qué podía hacer de un hombre como él?
Mandarle a la parroquia más olvidada y humilde, Ars-en-Dombes, y que fuera lo que Dios quisiera. Dios quiso que con su piedad, su penitencia, su trabajo y su ejemplo la aldea se convirtiese en el centro espiritual de Francia, lugar de peregrinaciones y prodigios, porque los pecadores acudían a él por millares.
Sin embargo, “ese pobre curita que ha armado tanto revuelo” como decía de sí mismo, no era fácil ni halagador, más bien un rigorista de la vieja escuela (“mi tentación es la desesperación”) con métodos muy sencillos: oración constante, dieciocho horas diarias de confesionario, sacrificio, predicación elemental e irresistible, desvelos por todos sus feligreses…
Sin ningún medio humano a su alcance, porque no tema nada, el cura de Ars, cumpliendo al máximo con su deber, atormentado pero lleno de luz sobrenatural, manteniendo grandes refriegas con el demonio (“hace tanto tiempo que nos tratamos que somos casi como camaradas”), hombre de exigencia y de misericordia, se convirtió en un gran santo.
Es el patrón de los párrocos de todo el mundo, lo cual es su mayor título de gloria. Murió el día 4 de agosto de 1859, siendo canonizado por el Papa Pío XI en la fiesta de Pentecostés del año 1925.

     Publicado en Cuenca, 4 de agosto de 2020.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.


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