jueves, 3 de febrero de 2022

Santa Juana de Francia (1464-1505). Festividad del 4 de febrero.

 No hay fealdad humana cuando uno se mira en la hermosura de la Virgen.

Aunque hoy he traído la vida de San Andrés Corsino, también hoy celebramos la festividad de Santa Juana de Francia, y la traigo por la fealdad de esta mujer que sólo se miraba en el espejo de la hermosura de la Virgen.

 Así es su historia: El rey Luis Xi y su esposa Carlota de Saboya tenían ya una hija y deseaban por encima de todo un varón que pudiese heredar el trono de Francia. Por eso consideraron el nacimiento de Juana como un contratiempo, y cuando se vio que la niña era deforme (jorobada y algo coja), el monarca prefirió olvidarse de su existencia y a los cinco años fue enviada lejos de la corte.

Santa Juana de Francia o Juana de Valois.

Hasta que se la utilizó como instrumento de política matrimonial haciendo que se casara, muy a pesar del novio, con el duque de Orleáns. Al parecer la unión no llegó a consumarse nunca, y el duque mostró siempre inalterable desdén por una mujer tan poco agraciada como la que le habían impuesto.

Cuando aquel esposo casi desconocido fue encarcelado por rebelión, Juana intercedió por él ante su hermano, el nuevo rey Carlos VIII, pero en 1498, al morir éste y convertirse el duque de Orleáns en el monarca Luis XII, el nuevo soberano se apresuró a activar los trámites para que se anulase su matrimonio.

Así Juana de Valois pasa a ser simplemente la duquesa de Berry y se retira a Bourges, donde en el año 1500 funda la orden de la Asunción o de las “diez virtudes de María”, cuyo fin es la vida de piedad a imitación de la Virgen y la ayuda a los menesterosos. Poco tiempo le queda. Aunque considerada muy pronto como santa, su canonización no llegó hasta el año 1950.

Esto es un pequeño resumen de la vida de esta princesa desventurada, fuera de los cuentos ilusionantes de bellas princesas, a ella la desdeñaron sus padres y su marido. Es la santa fea y malquerida que de humillación en humillación aprendió a no mirarse más que en el espejo de la hermosura de la Virgen María, en el que debía de resplandecer y no en lo que la humanidad tiene como modelo de lo bello.

Publicado en Cuenca, 4 de febrero de 2021.

    Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

1 comentario:

  1. Me ha parecido preciosa está historia... Gracias por descubrirnos a Juana...

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