Matilde era
descendiente del célebre Widukind, capitán de los sajones en su larga lucha
contra Carlomagno, como hija de Dietrich, conde de Westfalia y de Reinhild,
vástago de la casa real de Dinamarca. Cuando la niña nació en el año 895 fue
confiada al cuidado de su abuela paterna, la abadesa del convento de Erfut.
Allí, sin apartarse de su hogar, Matilde se educó y creció hasta convertirse en
una jovencita que sobrepasaba a sus compañeras en belleza, piedad y ciencia,
según se decía.
Santa Matilde |
En el año 909
salió del convento para contraer matrimonio con el duque de Sajonia, Enrique,
el Pajarero. Según los cronistas, Matilde fue de una belleza deslumbrante.
Diez años
después Enrique se convertía en rey de Germania y ella, su guía y consejera,
influyó en suavizar el violento talante del monarca “Tú mitigas mi cólera y me apartaste a menudo de la iniquidad”, le
dijo en el lecho de muerte.
Pero el
período más largo de su vida fue el de sus treinta y cinco años de viudez,
durante los cuales no le faltaron humillaciones y enfrentamientos con dos de
sus cinco hijos, el que fue emperador con el nombre de Otón I y Enrique (otro de sus hijos fue el arzobispo de Colonia san Bruno). Su sufrimiento más amargo
fue descubrir que Enrique instigaba y ayudaba a su hermano en contra de ella.
Lo sobrellevó todo con paciencia inquebrantable, haciendo notar, con un toque
de humor, que por lo menos la consolaba ver que sus hijos estaban unidos,
aunque sólo fuera para perseguirla. Solía decir: “Gustosamente soportaré todo
lo que puedan hacerme, siempre que lo hagan sin pecar, si se que con ello se
conservan unidos”.
Retirada al
monasterio de san Gervasio de Quedlinburg que había fundado. Cuando se disponía
a tratar ciertos asuntos urgentes que le reclamaban en Quedlinburg, se agravó
una fiebre que había venido sufriendo por algún tiempo y comprendió que pronto
iba a llegar su momento. Envió a buscar a Richburg, la doncella que la había
ayudado en sus caridades y que era abadesa de Nordhausen. Según la tradición,
la reina procedió a hacer una escritura de donación de todo lo que hubiera en
su habitación, hasta que no quedó nada más que el lienzo de su sudario. “Den
eso al obispo Guillermo de Mainz (que era su nieto). Él lo necesitará primero, antes
que yo”. En efecto, el obispo murió repentinamente, doce días antes de que ocurriera
el deceso de su abuela, Santa Matilde, acaecido el 14 de marzo de 968. El cuerpo
de Santa Matilde fue sepultado junto con el de su esposo, en Quedlinburg, donde
se la venera como santa desde el momento de su muerte.
Publicado en Cuenca, 14de
marzo de 2020 y el 14 de marzo de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
Fuentes:
-Vida
de los Santos de Butler, tomo I
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Ediciones Rialp. 1989.
No hay comentarios:
Publicar un comentario