También
conocido por Ceado y Chad, era de una familia del norte de Inglaterra que dio
varios monjes y obispo muy piadosos, y fue discípulo de san Aidán en
Lindisfarne. Beda le describe como “hombre santo y humildísimo, docto en las Escrituras
y lleno de afán por poner en práctica cuanto leía en ellas”, y por sus virtudes
sucedió a su hermano Ced al frente de la abadía de Lastingham, en el Yorhzhire.
Más tarde fue
consagrado obispo de York, pero en el 669 surgieron dudas acerca de la licitud
canónica de aquella consagración, y san Ceada, con su proverbial humildad,
renuncia a esta sede episcopal para volver a Lastingham sin una protesta ni un
reproche, juzgando que la obediencia era el mayor de sus derechos.
Muy poco
después se le eligió obispo de Lichfield, y en el corto espacio de tiempo en
que fue pastor de esta diócesis fue prototipo de celo y de piedad; nos dice Beda
que “siguiendo el ejemplo de los
apóstoles, iba siempre a pie, nunca a caballo”, y al parecer su muerte fue
anunciada con una semana de anticipación por música celestial de los ángeles.
El mismo Beda
(fuente insustituible para san Ceada), que escribe en una época muy próxima aún
a los hechos que refiere, subraya un rasgo peculiar que él atribuye al “temor
de Dios”, uno de los dones del Espíritu Santo, y en el que hay que ver, más que
miedo, y mucho menos superstición, la sensibilidad de quien capta las
celestiales amonestaciones.
Cuando se
levantaba un viento más fuerte de lo acostumbrado, lo interrumpía todo para
invocar la misericordia del Señor o relampagueaba se iba a la iglesia para
rezar hasta que el tiempo acababa serenándose. Viendo en la naturaleza un
lenguaje de Dios que nunca podía ser casual o inútil, que era siempre un cúmulo
de signos misteriosos que había que interpretar para su gloria y nuestra
santidad.
Desde su santuario, su cuerpo, que fue honrado por numerosos milagros, fue llevado en el siglo XII a la catedral de
Lichfield, dedicada a Nuestra Señora y al propio santo. En la Reforma, los
católicos rescataron sus reliquias de la profanación y ahora se encuentran en
la catedral católica de Birmingham, dedicada a él. Su fiesta se celebra el 2 de
marzo.
Publicado en Cuenca, 2 de marzo de 2021 y el 2 de marzo de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
-Burton, Edwin. “St. Ceadda” The
Catholic Encyclopedia. Vol.3 New York. Robert Appleton Company. 1908.
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