viernes, 5 de enero de 2024

Fiestas de la Epifanía y el roscón de reyes. 6 de enero.

Costumbres populares en relación con la Epifanía y el roscón de reyes.

Los reyes y emperadores cristianos como: Teodosio, Carlomagno, Alfredo del Grande, Esteban de Hungría, Eduardo el Confesor, Enrique II de Alemania, Fernando III de Castilla (El Santo) y Luis IX de Francia, celebraban el día de la Epifanía con gran devoción y esplendor inusitado.

Imitaban a los santos Reyes, se postraban a los pies del Divino Niño y le ofrecían ricos tesoros. Es lo que han practicado con tanta ejemplaridad el pueblo fiel y los reyes de muchas naciones en otros tiempos más cristianos. En España ha sido práctica ininterrumpida de nuestros católicos monarcas el presentarse ante el altar en esta gran solemnidad, en el ofertorio de la Santa Misa, para ofrecer al Niño Dios, por medio de su representante el ministro oficiante la rica ofrenda de oro, incienso y mirra.
Roscón de reyes.

Por largo tiempo la piedad sencilla y candorosa de pasados siglos de más viva fe, existía la costumbre de honrar la realeza de los Magos de Oriente, eligiendo a suerte en cada familia un rey para la fiesta de la Epifanía. Se celebraba un banquete íntimo en memoria de las bodas de Canaán de Galilea, en el que reinaba la más sana alegría y a los postres se cortaba en tres partes un pastel, una de las cuales servía para elegir a suerte el que debía ejercer la efímera realeza. Las otras dos partes se ofrecían a Jesús y María en la persona de los pobres, participando así ellos también de la alegría general.

El roscón de reyes se vuelve el protagonista de la sobremesa de cada 6 de enero, pero hemos de saber que su origen parte del las fiestas paganas llamas Saturnales, que hace referencia y honor a Saturno, dios de la agricultura y cosecha.

Las Saturnales fue un periodo de celebraciones y alegría en el que la gente del campo no tenía jornadas de trabajo y por tanto podían pasar esos días, (aproximadamente una semana) de fiesta y descanso. Durante la semana de celebraciones se realizaba una torta a base de miel en la que se introducía frutos secos, dátiles e higos. Esta fiesta se hizo muy popular y siglos más tarde, sobre el siglo II d.C. se introdujo el haba, ya que ésta se consideraba símbolo de la fortuna y fertilidad, aquel que en su trozo de torta le tocaba le auguraba prosperidad durante el resto del año.

Con la promulgación del Edicto de Tesalónica del emperador Teodosio, por el que se establecía el cristianismo como la religión oficial del imperio, las celebraciones paganas fueron cambiando o desapareciendo. La torda de las Saturnales se fue convirtiendo en roscón de reyes actual.

En el siglo XVIII al cocinero del rey se le ocurrió introducir dentro del roscón una moneda de oro para darle una sorpresa al monarca, el pequeño Luis XV, fue a partir de ese momento cuando tomo más importancia la moneda que el haba.

Según cuenta la tradición fue Felipe V quien introdujo la modalidad de incluir dentro de la masa una moneda como premio, que con los años se convirtió en una figurita de cerámica, a la vez que el haba se convertía en un símbolo negativo. Esta costumbre del haba fue abandonada con el tiempo, volviendo a aparecer a mediados del siglo XIX, momento en el que se estableció la nueva fecha del consumo del roscón, haciéndola coincidir con el día de Reyes y creando un nuevo trasfondo, adornado de un nuevo ritual, donde el afortunado que le saliera la figurita era coronado “rey de la fiesta” y el que le saliera el haba, debería pagas un nuevo roscón, a la vez que se le daba el sobrenombre de “tonto del haba”.

Publicado en Cuenca, 6 de enero de 2021 y 6 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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