jueves, 8 de agosto de 2024

San Román, soldado y mártir. Festividad del 9 de agosto.

    Hoy, día 9 de agosto, cuando la Iglesia celebra la vigilia de San Lorenzo, conmemoramos a de San Román, a quien convirtió el ilustre diácono en medio de sus tormentos, y recibió la corona del martirio antes que fuese coronado el mismo San Lorenzo.
    Román era soldado de la guardia del emperador Valeriano y por obligación debía estar presente en los interrogatorios y suplicios de los cristianos. Preso San Lorenzo por orden del emperador, se encargó junto a Hipólito, por su empleo, de la custodia y fue testigo de todo lo que pasó en el martirio del Santo diácono. Román todo lo observaba y al mismo tiempo reflexionaba y queriendo Dios que aquel soldado gentil iba la gracia moviendo su corazón y alumbrando su entendimiento, hasta que finalmente concluyó que el hombre que estaba siendo torturado no podría aguantar tal suplicio sin una virtud Divina.
San Román
Ilustración de 1851

    Acababa de extender a San Lorenzo en el potro, que era una especie de banco o de tablas colocadas sobre cuatro pies de madera adonde se amarraban las cuerdas que tenían suspensos en el aire a los delincuentes. En aquella postura despedazaban al Santo los verdugos con crueles azotes, valiéndose de unas correas o ramales de hierro, a tal suplico fue sometido San Lorenzo, pero los ojos de Lorenzo no derramaron ni una lágrima, ni un leve suspiro. Horrorizado Román de aquella inhumanidad, no podía comprender como un hombre de carne y hueso podía tolerar aquel espantoso suplicio; cuando de repente vio a un ángel, en figura de un hermosos joven con un pañuelo en la mano enjugaba el sudor del Santo mártir y la sangre que corría de sus heridas. Creciendo su admiración ante tal maravilloso espectáculo no podía dar crédito a sus ojos y preguntó a los que estaban cerca de él si no advertían a un joven que secaba el sudor y la sangre de aquel cristiano; pero desengañado de que ninguno lo veía sino él sólo tomó la determinación de hacerse cristiano. Se acercó al Santo declarándole lo que veía y lo que había resuelto y con lágrimas en los ojos le suplicó que no le abandonase. Lleno de gozo aquella victoria de Jesucristo a San Lorenzo.

    Enterado el emperador de la constancia de San Lorenzo y de la tranquilidad y alegría con que perseveraba en los suplicios, mandó que lo desatasen y que lo volvieran a la cárcel, reservándole más horribles suplicios.
    San Román vio la oportunidad de quedarse a solas con San Lorenzo y tomando agua de una frasca le suplicó no dilatase más la dicha de ser bautizado. Le preguntó San Lorenzo si tenía bien considerado el peligro a que se exponía y hallándose dispuesto le bautizó y abrazándole tiernamente le exhortó a que se dispusiera para recibir la corona del martirio.

    A penas entró en la sala San Román sin esperar a que le preguntasen palabra comenzó a gritar con todas sus fuerzas: Soy cristiano, soy cristiano y tengo a gran gloria de serlo.
    Encolerizado Valeriano al oír aquella confesión tan valerosa como voluntaria, mandó que después de despedazarle a azotes le cortaran la cabeza. Al punto se ejecutó la sentencia; fue Román degradado de los honores de soldado romano y le despedazaron a azotes como un vil esclavo.

    Rebosaba de gozo y de contento entre aquella espesa lluvia de golpes y no cesaba de clamar: Soy cristiano, soy cristiano; y  es gran dicha mía dar la sangre por la gloria de mi divino Salvador, que antes dio su vida por mi salvación. Después de haberle despedazado el cuerpo, hasta descubrirle los huesos, le cortaron la cabeza el día 9 de agosto del año 258, en que el generoso soldado de Jesucristo tuvo la dicha de merecer la corona del martirio. Su cuerpo  fue retirado por el Santo presbítero Justino y fue enterrado en una cueva del campo Verano.

    Publicado en Cuenca, 9 de agosto de 2019 y 9 de agosto de 2024.
    Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario