San Roque, protector ante la peste. Previno a Cuenca de la peste de 1508-1509. Festividad del 16 de agosto.

   Cuenca juró el celebras su festividad todos los años, en gratitud por su intervención ante la pandemia que asoló la ciudad en el siglo XVI.

 San Roque es una imagen pintoresca y popular en multitud de pueblos del todo el orbe cristiano. Con hábito de peregrino, sombrero, bastón y calabaza de agua, muestra una pierna roída por las úlceras, y a sus pies un perro lleva entre sus dientes una hogaza. Es el protector contra la peste, porque fue caritativo como nadie con los apestados.

San Roque. Catedral de Cuenca.

Cuenca le tiene gran devoción. Su intervención en los años 1508 y 1509, sobre una peste que hizo grandes estragos en esta ciudad. Consta en su archivo que por algún tiempo se tuvo que reunir el Ayuntamiento fuera de la ciudad. La primera reunión fue en la pedanía de Albaladejito, la segunda en Chillaron, otra en Cólliga y otras en aldeas inmediatas, y Cuenca juró celebrar todos los años la festividad de San Roque en gratitud de verse libre de esa pandemia. Voto religioso que cumple todos los años, celebrándose una misa de agradecimiento. Bien vale que este año se ruegue para que cese esta nueva pandemia que nos asola en estos momentos.

De san Roque se dice que nació en Montpellier de alta cuna, que a los 20 años quedó huérfano y que entonces repartió todos sus bienes entre los pobres para hacerse peregrino. Él que vivía acoplado en el bienestar se desprende de los que proporciona holgura y comodidad para convertirse en caminante, sin más riqueza que sus humildes ropas y su bastón, hacia lejanas casas de Dios en este mundo.

En la Toscana asolada por la peste, el peregrino se hizo enfermero, médico y taumaturgo, consolaba, atendía y sanaba milagrosamente; su fama se extendió por toda la región, luego pasó a Roma y por fin a Plasencia, siempre cuidando a los apestados, a los que podía curar en nombre de Dios, y exponiendo su vida en medio del horror de los lazaretos (hospitales).

Hasta quedar contagiado por el mal, y entonces los desagradecidos habitantes de Plasencia le echaron de la ciudad y tuvo que refugiarse en una choza del bosque, donde dicen que un perro le llevaba todos los días un pan para su sustento y le lamía las úlceras de la pierna. El perro que aun e acompaña, encaramado a los altares.

San Roque. Imagen que desfila desde San Felipe en Cuenca.

La  tradición asegura que posteriormente volvió a Montpellier, físicamente tan cambiado que nadie le reconoció, y tomándole por espía fue a parar a una mazmorra, donde estuvo encarcelado cinco años, alegre por sufrir y con heroica paciencia. A su muerte una luz prodigiosa inundó la cárcel y entones le reconocieron.

Publicado en Cuenca. 16 de agosto de 2020 y 15 de agosto de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.