Un sacerdote aragonés, abogado y teólogo, después de ser secretario de obispos, en 1592 se dirigió a Roma para obtener una canonjía, y allí le impresionó algo que estaba a la vista de todos, pero que se consideraba irremediable: miles de niños pobres sin escuela y sin nadie que se ocupase de ellos.
Organizó su enseñanza gratuita se juzgó atípico y tal vez peligroso, pero a finales de siglo ya era un hecho, en 1617 las Escuelas Pías constituían una esplendorosa realidad en Italia, y los escolapios trabajaban ya en España, Polonia, Hungría, Francia y Austria. Un rapidísimo crecimiento que iba a traer graves problemas.
La santa impaciencia de José y sin duda fallos de imprevisión provocaron movimientos internos de rebeldía en la orden (hubo fuertes rivalidades entre padres y hermanos legos), hizo lo demás: con el apoyo del Santo Oficio consiguió procesar al fundador, que tenía entonces más de ochenta años y que se le destituyera como superior perpetuo.
Calumniado y sufriendo por la división entre sus hijos, “con la fortaleza de un nuevo Job” (Benedicto XIV), soportó muchas humillaciones del modo más dócil y obediente, y murió después de ver la disolución de la orden (1646), que renacería diez años más tarde.
Publicado en Cuenca, 25 de agosto de 2020 y 25 de agosto de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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