Es una de las figuras más representativas a partir de la reforma católica en el siglo XVI.
Nació en 1480 en Vicenza (Venecia), hijo de conde, tenía un gran futuro cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Padua, y luego, después de recibir la indispensable tonsura, cuando era protonotario apostólico en la Curia de Roma. La Roma de Julio II en todo su esplendor semipagano, que debió de herir su exigente sensibilidad.
Mientras el Papa se enzarza en guerras y ambiciosas empresas de política, se construya San Pedro del Vaticano y pinta Miguel Ángel –cuando Lutero está a punto de levantar su grito de rebelde-, Cayetano se ordena a los 36 años, y Roma se queda estupefacta ante una piedad que no es frecuente entre los clérigos: celebra misa todos los días, recomienda que se comulgue a menudo, se mortifica y atiende a los necesitados.
La Iglesia tiene que reformarse, pero por dentro, a través de los caminos del Espíritu, y con el obispo Caraffa –que luego será Paulo IV- en 1524 funda una congregación de clérigos regulares, los Teatinos (de Teate, nombre latino de Chieti, la sede de Caraffa), cuyo apostolado tiene por medio de misa, los sacramentos, la sencillez de la predicación y el cuidado de enfermos, pobres y presos.
Una originalidad: no pueden pedir limosna, “fiándose de aquella Providencia / que los que puede entender sin que la hablen”, como dice del fundador un poeta. El instituto crece así con enorme dificultades, pero se desarrolla al tremendo impulso del que llamaban “el santo de la Providencia”, o también “venator animarum”, el cazador de las almas.
La muerte le sorprende en Nápoles en el mes de agosto del año 1547. Contaba con 67 años de edad. Fue una muerte edificante y gloriosa, como había sido toda su vida. Se negó a descansar en el colchón que le habían preparado, diciendo: “Mi Salvador expiró en una Cruz. Bueno será que yo muera sobre cenizas”.
Publicado en Cuenca, 7 de agosto de 2020. Actualizado el 7 de agosto de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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