Hoy celebramos la festividad de
Santa Clara ,aunque su muerte acaeció un 11 de agosto de 1253, esto es debido a
que el Papa Alejandro IV al canonizarla dos años después de su muerte, señaló
su fiesta el 12 de agosto.
Su historia podemos resumirla así:
A los condes de Sasso Rosso les sobraban buenos partidos para su hija Clara,
pero la joven no quería contraer matrimonio: quería seguir las huellas de aquel
extraño loco espiritual que había escandalizado a todo Asís, Francisco, el Hijo
del pañero Bernadote. Clara, unos doce años menor que él, fue a verle en
secreto para pedir su ayuda, y una noche de primavera, junto con su prima Pacífica,
se presentó en la Porciúncula, donde Francisco le cortó solemnemente los
cabellos antes de que la acogieran las benedictinas de Bastia.
Luego se les unió la hermana de
Clara, Inés y eran ya dieseis hermanas las que se instalaron en San Domino, en
el mismo Asís, con una regla muy parecida a la de los frailes que Francisco
escribió para ellas. La orden segunda se aprobó en 1215, Clara recibió el
título de abadesa de San Damiano, y las “Señoras
pobres”, como las llamaba, empezaron a extenderse por toda Europa.
“Señoras pobres” porque las clarisas insistían de un modo particular
en la santa pobreza, queriendo ser como mendigas para vivir sólo de limosna, y
aun de limosnas de poca consideración, rechazando los panes enteros y sin aceptar más que mendrugos. Cuando el
Papa quiso suavizar esas normas, Clara defendió apasionadamente su pobreza como
otras hubieran luchado por conservar el mayor de los bienes.
Murió el padre Francisco que el
ver la veneración que sentía Clara por él se distanciaba de las hermanas porque
decía que no quería ser un estorbo entre ellas y Dios y la santa rigió su
comunidad durante cuarenta años con un espíritu de humildad, de fervor y de
servicio que admira a biógrafos, tres de los más auténticos franciscanos y
Junípero, tres de los más auténticos franciscanos. Fue canonizada muy pocos
años después. Simone Martini y Giotto la
pintaron como una delicada hermana sobre natural vista de sueños.
Se cuenta de ella en su biografía
que habiendo declarado la guerra a la Silla Apostólica el Emperador Federico
II, asolaba, con si ejército, lleno de sarracenos el estado eclesiástico. Fue
sitiada la ciudad de Asís y como el convento estaba inmediato a las murallas,
iban a forzarle los infieles. Llena entonces Clara de una vivísima confianza,
se hizo llevar a la portería con el Santísimo Sacramento, dentro de una cajita
de plata, cerrada en otra de marfil. Postrada allí con todas sus hijas delante
de Jesucristo, exclamó: ¿Queréis entregar en manos de los infieles estas pobres
siervas vuestras, que no tienen otro socorro que vos, y que colocan en vos toda
su confianza? Apenas pronunció estas palabras, cuando se oyó una voz que salía como
de lo interior de la caja, y le dijo: No temas hija mía, yo os guardaré y os
libraré siempre de todo insulto. En el mismo punto, atemorizados los soldados,
se precipitaron del muro que ya habían escalado y los enemigos levantaron el
sitio.
Cuenca, 12 de agosto de 2019. Actualizado el 12 de agosto de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico.
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