En la historia
que relata la vida de este Santo se cuenta que en Dardilly, su pueblo natal,
cierta noche sus padres albergaron a un pordiosero, Benito José Labre, que pagó
con su bendición al niño de tan hospitalarios labriegos; y con ella debió de
comunicarle el carisma del desecho humano, de los que parecen no servir para
nada. La santidad se contagia y su estilo personal también.
Así fue Juan
Bautista no era gran cosa: hijo de pobres, pastor de tres cabras y un asno,
desmedrado y frágil de salud, ignorante, romo de inteligencia hasta el punto de
que acabó ordenándose por compasión. Y desertor del ejército de Napoleón para
remate, ¿Qué podía hacer de un hombre como él?
Mandarle a la
parroquia más olvidada y humilde, Ars-en-Dombes, y que fuera lo que Dios quisiera.
Dios quiso que con su piedad, su penitencia, su trabajo y su ejemplo la aldea se
convirtiese en el centro espiritual de Francia, lugar de peregrinaciones y
prodigios, porque los pecadores acudían a él por millares.
Sin embargo, “ese
pobre curita que ha armado tanto revuelo” como decía de sí mismo, no era fácil
ni halagador, más bien un rigorista de la vieja escuela (“mi tentación es la
desesperación”) con métodos muy sencillos: oración constante, dieciocho horas
diarias de confesionario, sacrificio, predicación elemental e irresistible,
desvelos por todos sus feligreses…
Sin ningún
medio humano a su alcance, porque no tema nada, el cura de Ars, cumpliendo al
máximo con su deber, atormentado pero lleno de luz sobrenatural, manteniendo
grandes refriegas con el demonio (“hace tanto tiempo que nos tratamos que somos
casi como camaradas”), hombre de exigencia y de misericordia, se convirtió en
un gran santo.
Es el patrón
de los párrocos de todo el mundo, lo cual es su mayor título de gloria. Murió el
día 4 de agosto de 1859, siendo canonizado por el Papa Pío XI en la fiesta de
Pentecostés del año 1925.
Publicado en Cuenca, 4 de agosto
de 2020 y el 4 de agosto de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J.
Madrid. 1961.
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