El siete de
diciembre de 1459 nacía en Villaescusa de Haro (Cuenca) Don Diego Ramírez de Fuenleal,
Obispo de Cuenca.
Este
prelado, hijo de Pedro Martínez y María Fernández, nació en Villaescusa de Haro
(Cuenca). Entró en el colegio de San Bartolomé de Salamanca el 22 de noviembre
de 1480 y en él siguió su carrera de estudios con mucho aprovechamiento. Tuvo
unos actos públicos en presencia de los Reyes Católicos, que quedaron sumamente
complacidos del despejo y profundidad del actuante y no quedando menos D.
Hernando de Talavera, Obispo de Ávila, otro de los asistentes, agració al joven
D. Diego Ramírez en su iglesia con el Arcedianato de Olmedo. También el Obispo
de Burgos lo deseó para la suya y le agració con la Tesorería; lo propio hicieron
los de Salamanca y Jaén, ofreciéndole canonjías, y él optó por la de este
última diócesis, donde celebró la primera misa, y de aquí fue promovido a
primer Deán y Provisor de Granada, luego que los Reyes Católicos se apoderaran
del último baluarte de los moros en España.
Conociendo
D. Fernando y Doña Isabel la ciencia, prudencia y piedad de D. Diego Ramírez,
le eligieron para que acompañase a Flandes a la infanta Doña Juana cuando fue a
unirse en matrimonio con el Archiduque Felipe el Hermoso, y allí le dieron el
título de Capellán Mayor y de Consejero de los regios esposos con el
nombramiento de Deán de Sevilla.
Poco
después los Reyes Católicos le presentaron para el obispado de Astorga, y en
1490 para el de Málaga. Aquí edificó las casas episcopales y correspondiendo a
la confianza de sus protectores, que querían impedir que los moros del norte de
África enviasen auxilios a los de Andalucía, construyó una torre para que diese
aviso al descubrir embarcaciones. Hizo también estatutos para su iglesia de
Antequera erigió una colegiata. Promovido a la mitra de Cuenca, de la que tomó
posesión el 23 de julio de 1521, el monarca de España Carlos I que había
quedado en gran manera complacido con el acierto que desplegó Don Diego Ramírez
en las embajadas de Francia e Inglaterra que le confiara, le elevó a Presidente
de la Chancillería de Valencia.
Acompañó
a Roma al Pontífice Adriano VI, que se hallaba en España, cuando fue a posesionarse
de la tiara y fue uno de los nombrados para reconocer los procesos de la
santidad y milagros de San Antonino y de San Benón que fueron canonizados.
Regresando
a esta ciudad, su caridad fue tanta que se le dio el renombre de “el Bueno”. Se disfrazaba de noche y
visitaba los enfermos pobres y después de prodigarles los consuelos de nuestra
santa religión les dejaba recursos para atender a su curación y sustento,
imitando así a su glorioso predecesor San Julián.
En
este pontificado fue instituida la dignidad de Capellán mayor y tuvieron
comienzo el soberbio Arco de Jamete, la sala de Cabildo, la capilla Honda, las de la Asunción y de los Apóstoles en la Catedral y la capilla mayor de la iglesia de
Pareja y gran parte de su palacio. También se realizaron las magníficas rejas del
Coro, según el escudo de armas que ostentan de este prelado.
Este
sabio y virtuoso prelado, querido y reverenciado de sus pueblos, murió el 11 de
agosto, sábado, de 1531 a las ocho de la mañana, habiendo tenido la mitra de Cuenca
19 años, un mes y diez días y se le sepultó en la Iglesia Catedral con el
epitafio siguiente: D.O.M. Didaco Ramirez,
Conchensi Episcopo, viro raro et doctissimo, cui tanta vis animi ingenique
fuit, ut ad id natum diceres, quodcumque ágeret. Obiit anno 1536.
Publicado en Cuenca,
7 de diciembre de 2020 y el 7 de diciembre de 2023.
Por: José
María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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