Un bonito
altar figurativo y barroco luce la Catedral de Cuenca en honor la Santa Bárbara.
Esta Capilla fue fundada a principios del siglo XVIII por el Canónigo Tomás de
Momeñe. El retablo es barroco y está rodeado de pinturas murales sustituyendo
la pintura a la riqueza de materiales que no siempre se podía pagar.
Capilla de Santa Bárbara. Catedral de Cuenca. |
El centro
del retablo lo preside una bonita talla de madera policromada de Santa Bárbara.
Sobre ella, en un segundo cuerpo un lienzo de la Duda de Santo Tomás, siempre
me llamó la atención esta pintura por su realidad y su pureza de trazo. Alrededor
del retablo en una arquitectura fingida se aprecian cuatro escenas de la vida
de Santa Bárbara y alegorías de sus virtudes. En la parte superior externa, que
llamaríamos, el remata una alegoría del Padre Eterno.
Arquitectura fingida y glorias de la parte superior de la Capilla de Santa Bárbara.
Catedral de Cuenca.
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Su historia
parece nacer tardíamente, varios siglos después del supuesto martirio, su culto
se extendió tanto por Oriente como por Occidente, siempre asociada al símbolo
de la torre, donde su padre la encerró.
Cuenta la
historia que su padre Dióscoro, gobernador de Nicomedia, era un fanático y
cruel persona. La encerró en una torre, desde muy joven para protegerla de las
miradas de los hombres y evitar que se convirtiera a la fe cristiana. Ella
aprovechaba las ausencias de su padre para recibir a maestros cristianos que le
inculcaron una ferviente piedad por Jesús. Tras su bautizo, ordenó que abriesen
una tercera ventana en la torre, pues tenía solo dos, como homenaje a la
Santísima Trinidad.
Rechazó el
matrimonio que le propuso su padre y le confesó que era cristiana y que
mantendría su virginidad para Dios. Logró huir de su prisión refugiándose en
una roca que se abrió para ella de modo milagroso; pero un pastor que la vio se
lo conto a Dióscoro y la capturó. Cuenta la historia que como castigo divino al
pastor, sus ovejas se le convirtieron en saltamontes.
El padre, para
doblegarla, ordenó que la torturasen de la manera más cruel; la ataron al potro
para descoyuntarle los huesos, la azotaron con varas, la pasearon desnuda, le desgarraron
la piel con rastrillos de hierro, la arrastraron sobre trozos afilados de
cerámica y la quemaron parte del cuerpo. Ella lo soportó todo con su fe. Su padre
entonces la condenó a la degollación. La subió a la cima de una colina y él
mismo decapitó a su hija. A continuación un rayo del cielo lo mató en ese mismo
lugar.
Como decía su
historia es dudosa, aunque goza de una inmensa devoción por todo el mundo. La
Iglesia permite su culto, pero la ha eliminado del calendario actual por no
poder acreditar la veracidad de su historia.
Los atributos iconográficos
por los que se la identifica son: un cáliz (por la buena muerte); cañones;
corona (por la nobleza); espada por haber sido decapitada; palma del martirio;
piedras de cañones (por las explosiones de los rayos); rayo y por último por
una torre con tres ventanas.
Por todo ello
la Santa que señorea el fuego y las explosiones, protectora del rayo, patrona
de artilleros y artificieros.
Por último
recordar que no nos acordemos sólo de Santa Bárbara cuando truene, como dice el
refrán castellano. Invoquemos a Santa Bárbara en el día de su fiesta y cuanto
tengamos alguna misión difícil de cumplir, pues siempre sabremos que posiblemente
nos ayude a que podamos llevarla a cabo con acierto.
Publicado en Cuenca, 4 de
diciembre de 2020 y actualizado el 4 de diciembre de 2023.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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