Santa Lucia comparte
espacio en el altar de La Virgen del Alba, en la Catedral de Cuenca, con Santa Apolonia. El retablo conserva la imagen de madera policromada de La Virgen con el Niño del siglo XV. El retablo actual fue realizado por José
Martín de Andehuela, en el año de 1772. La
imagen de Santa Lucía es obra de Aldehuela, que dejó en ella una obra
bien acabada y de buen gusto, así dice Jesús Bermejo, en su trabajo sobre la
Catedral de Cuenca.
Santa Lucía. Obra de José Martín de Aldehuela.
Catedral de Cuenca.
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Centrándonos
en la Santa que hoy celebramos, Santa Lucía, dicen las Actas de su martirio: Su
padre murió pronto y su madre Euticia trató de casarla con un caballero rico,
pero pagano. Ella, deseosa de conservar su virginidad, fue dilatando el
matrimonio cuanto pudo, con la idea de encontrar una ocasión propicia para
disuadir a su madre.
La ocasión se
la ofreció cuando le sobrevino una larga y molesta enfermedad de su madre. Como la hemorroísa del
Evangelio, Euticia gastó gran parte de su capital en médicos y medicinas sin
resultados.
En toda
Sicilia eran célebres los milagros que obraba el Señor por intercesión de Santa
Águeda de Catania. Lucía indicó a su madre que se encomendara a Santa Águeda y
decidieron peregrinar hasta su sepulcro. A Catania se dirigieron madre e hija y
su esperanza no quedó fallida. La madre llegó a Siracusa habiendo sanado de su
enfermedad.
Era el momento
oportuno de revelar el propósito que tenía nuestra Santa de imitar a Santa Águeda y
guardar como ella su corazón para Cristo. Además le pidió que le diera la dote
para repartirla entre los pobres. En un principio la madre se negó a ello,
indicándole que esperara a que ella muriera, pero ante la insistencia de Lucía
cedió. La generosidad de Lucía llegó muy pronto a su pretendiente, averiguando
el motivo de la donación de sus bienes. Esto hizo que encolerizara de rabia y acudió él mismo ante Pascasio, prefecto de la ciudad y la acusó de cristiana y
enemiga del culto oficial.
Llevada ante el juez, confesó y
se negó a sacrificar a los dioses falsos del Imperio. Ante los hechos, quiso el
prefecto prostituir a la virgen cristiana, pero no hubo fuerza humana que la
pudiese mover. Firme como una montaña de granito, varios pares de bueyes resultaron
impotentes para arrastrarla. Las llamas también fueron impotentes, hasta que al
fin la espada acabó con aquella vida preciosa el 13 de diciembre del año 300.
Martirio de Santa Lucía. Obra de Lorenzo Lotto |
Te preguntarás
que habiendo muerto por decapitación cómo la iconografía la representa portando un plato con sus ojos. Puede ser por la etimología de su nombre en
griego Lucia, con el término latino Lux de Luz. Pero más probable es que provenga de la leyenda en la que dice que
fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus
pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de
remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se
convirtió al cristianismo. Otra leyenda decía que cuando Lucía estaba en el
tribunal, aún sin ojos, seguía viendo.
Santa Lucía, Jacopo Palma il Giovane, Chiesa dei SS. Geremia e Lucía, Venezia |
Es patrona de
los pobres, los ciegos y de los niños enfermos. También la tienen como patrona
los electricistas, modistos, chóferes, fotógrafos, afiladores, cortadores,
cristaleros, sastres, fontaneros y escritores.
En este día pidamos
a la Santa luz que con los ojos del cuerpo podamos ver las maravillas de lo creado y
luz del alma. Pidámosle la claridad, para distinguir los caminos de Dios en medio de la
noche. Que Santa Lucía nos ilumine ante el cortejo de tinieblas del mundo, del
demonio y de la carne.
Publicado en Cuenca, 13 de
diciembre de 2019 y 13 de diciembre 1956.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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