Hay un período
en el recorrido litúrgico anual que representa la expectación del mundo en la
plenitud de los tiempos en que el salvador nació. Y hay también al final de esa
espera de la natividad una fecha mariana, llamada con los más bellos nombres
por el pueblo fiel. Nuestra Señora de la Esperanza o de la Expectación, Nuestra
Señora de la O. Cae ocho días antes de la Navidad y recuerda el colmo de los
anhelos propios y ajenos de María en aquellos días de plenitud. La Iglesia
entera jubilosa y esperanzada también, las hermosas antífonas mesiánicas iniciadas
todas con la interjección ¡Oh! Que expresa aquí admiración y ansia viva. Sigue
a ellas cada día la octava el Magníficat, himno de la gratitud y documento auténtico
de la humildad de María cuando mayores carismas recibía de Dios.
Virgen de la Esperanza.
Foto: José María Rodríguez González.
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Que España
haya sido desde el principio del cristianismo el pueblo que con mayor amor,
fervor y cariño ha invocado y honrado a la Virgen María, es unánime opinión de
cuantos conocen la historia de la Iglesia. A todos los misterios de su vida ha
tribuido España especial culto, empezando por el de su Concepción Inmaculada. Pero como mas se complace el pueblo fuel es representando
a la Virgen María ya desde el siglo I, fue con el atributo de Madre de Dios,
con el Niño Jesús en brazos.
Para honrar
precisamente este sublime privilegio de María, base y fundamento de todos los
demás, con la solemnidad y regocijo que se merece, y por razones ya apuntadas,
instituyó algunas Iglesias de España, ya antes del siglo VII, esta fiesta que
hoy celebramos.
El año 656,
siendo rey de España Recesvinto y arzobispo de Toledo San Eugenio, se junto en
dicha ciudad el décimo Concilio de los llamados Toledanos. “Viendo los Santos
Padres que en él se congregaron –dice-Ribadeneira- la obligación tan precisa
que nos corre a todos los cristianos de solemnizar aquel dichoso y
bienaventurado día en que el Verbo Eterno se vistió de nuestras carne en las
limpísimas entrañas de la virgen, que es a 25 de marzo, y por estar comúnmente
la santa Iglesia ocupada en aquellos días en llorar la Pasión del Señor, no lo
puede celebrar con la alegría y regocijo que debe, ordenó que a los 18 de
diciembre y ocho días antes de su Nacimiento, se celebrase esta fiesta con
grandísima solemnidad, especialmente que estaba establecido por decreto de
algunos Concilios, que en la Cuaresma, que es tiempo de ayuno y penitencia, no
se celebrasen fiestas de mártires –qué eran las que en aquella sazón solamente
se celebraban- y la Anunciación siempre cae en Cuaresma”.
Desde entonces
se celebró en toda la Iglesia española con singular devoción y solemnidad en
los días que van del 18 al 24 de diciembre, vísperas de la Navidad, y de aquí,
con aprobación del Papa Gregorio XIII, pasó pronto a Francia y a otras
naciones.
En Cuenca hay
una gran devoción a la Virgen de la Esperanza. La hermandad, que lleva su
nombre, fue fundada por el Colegio de Agentes Comerciales, el 1 de abril de
1951 y desfila procesionalmente en la Semana Santa conquense, desde el año
1952.
Junto a la
Parroquia del El Salvador, hay una ermita anexa a la Parroquia que hace las
delicias de quienes la visitan.
Capilla de la Virgen de la Esperanza. |
El domingo día
15 de diciembre se celebró la Solemne Función Religiosa de la Hermandad en la
sede canónica en la capilla del Convento de las Madres Justinianas (Las
Petras), ubicado en la Plaza Mayor.
Publicado en Cuenca, 18 de
diciembre de 2019 y el 18 de diciembre de 2023.
Por:José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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