La niña mártir
de Mérida que a los doce años desafía a los verdugos y con santa elocuencia, y
haciendo eco de su nombre, pues Eulalia significa la bien hablada, dice: ¿Qué
furia es la que os mueve a perseguir a Dios? Pero si estáis sedientos de sangre
cristiana, aquí me tenéis. Las torturas destrozaron su cuerpo y después de
morir, según un poeta casi coetáneo, una súbita nevada le sirve de sudario
celestial.
Efectivamente,
Eulalia, que es la Inés española de la época de Diocleciano, tuvo muy pronto un
inspirado cantor en Prudencio, quien le dedica un himno de su Peristéfanon: “Cortad las violentas púrpuras, recoged los azafranes sangrientos, nuestros
dulces inviernos tendrán flores”. El áspero latín de los siglos oscuros tiene
acentos inesperados de ternura lírica.
Dice el poeta
Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba
hacia el cielo, y que los verdugos huyeron llenos de pavor y de remordimiento
por haber matado a una criatura inocente. La niebla cubrió su cuerpo varios
días, después llegaron los cristianos y le dieron honrosa sepultura. En este
sitio se levantó un templo en honor la Santa Eulalia.
Desde Mérida
su fama se extenderá por toda la península, sus reliquias son llevadas a
Australia, y lejos ya de tierras hispanas, aparece –hierática, con la rígida
majestad de lo bizantino- en el cortejo de vírgenes de San Apolinar Nuevo de
Ravena, en África, San Agustín le dedica un panegírico, entre los ingleses San
Beda exalta su recuerdo, Venancio Fortunato compone un poema en su honor, y la
secuencia que lleva su nombre, en un balbuceante francés, es uno de los
primeros textos conservados en este lengua.
De la bien
hablada se habló, pues mucho y bien en todo el mundo, el sacrificio de una niña
en los confines de España resonó en toda Europa; y todavía hoy nos acordamos de
su reto impetuoso a la muerte, que la visitó de blanco como a un ángel
destruido por los garfios y el fuego.
Eulalia fue
invocada como protectora de las tropas cristianas en la Reconquista antes de la
proclamación de Santiago Apóstol. Actualmente ostenta el título de alcaldesa de
Mérida y patrona de esta ciudad. Es también patrona de la Archidiócesis de
Oviedo, en cuya catedral reposan sus restos. Hoy 10 de diciembre se conmemora su
martirio, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Cristo.
Cuenca, 10 de
diciembre de 2019 y el 10 de diciembre de 2023.
José María Rodríguez
González. Profesor e investigador histórico.
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