lores de mi jardín.
Los pensamientos.
Las flores
siempre han tenido su lenguaje propio que nuestra nueva sociedad ha olvidado.
Este lenguaje se remonta a la antigua Persia, hoy tal vez, podemos especular
con el significado que entraña cada flor en la comunicación, es posible que en
nuestros días no seamos capaces de interpretar lo que nos trasmite cada tipo de
flor y el color que posee y nos hayamos quedado con lo básico y singular.
Cuando salgo
al patio y veo mis pensamientos no dejo de pensar los bonitos que son y la
ornamentación que proporcionan conjuntamente mezcladas con otras. Ello me ha
llevado a hablar un poco sobre este tipo de planta.
Las plantas de
flora de pensamiento han sido muy apreciadas en el mundo de la floricultura por
la belleza de sus flores que al igual que los tulipanes, de los que vengo
hablando, florecen en invierno, haciendo de la estación invernal más vistosa,
dando un colorido sin igual al paisaje de cualquier jardín, patio o macetero.
Esta planta es
de la familia de las violáceas, y está estrechamente relacionada con las
violetas. Es una planta hibrida que se ha venido cultivando con fines ornamentales
por la abundante floración que posee, pero que no hay que olvidar sus
propiedades medicinales. Estas flores se pueden considerar las más atractivas
de su especie.
El origen de
nuestros pensamientos actuales podemos enclavarlo en el siglo XIX cuando
floristas de Europa se propusieron cruzar los pensamientos silvestres con los
que se conocen como viola tricolor o también llamadas Viola tricolor hortensis, es decir, con diversas clases de violetas
nativas como la viola lútea y también
con la viola altaica, siento esta
última natural de Oriente Próximo.
Os
preguntaréis ¿Para qué tanto cruce? Pues con la sola intención de hacerlas más
atractivas. Los resultados no se hicieron de esperar porque para el año 1835 se
habían conseguido crear más de 400 variedades, convirtiéndose en una de las
plantas más populares pocos años más tarde.
El nombre de
esta planta previene del vocablo francés “penses” que significa pensamiento,
por lo que desde su descubrimiento se la ha relacionado con la nostalgia del
amor. Vinculándola con la poesía romántica en la Edad Media.
En Inglaterra
se le dio el nombre: “tres bonitas caras
bajo una capucha” y ¿cómo puede ser esto? Pues debido a la similitud que
tiene las flores con un rostro humano.
La flor tiende
a sobresalir por encima de las hojas, son de colores brillantes y su tamaño es
bastante grande comparada con el resto de la planta. Las flores están formadas
por cinco pétalos que pueden llegar a medir hasta diez centímetros de diámetro.
Posee una textura y aspecto aterciopelado, resultando muy suave al tacto.
Esta planta se
ha visto engrandecida su popularidad, además por lo bonita que resulta, también
por su uso medicinal, industrial y gastronómico.
Si se toma en
infusión en té es buena como tratamiento efectivo contra diversas enfermedades
como el asma, la epilepsia, la bronquitis, la tos convulsiva, la reumonitis y
la cistitis. También ha sido utilizada en forma de ungüento para curar y
eliminar eccemas en la piel.
Para terminar
decir que esta flor se la ha catalogado como la flor de la nostalgia, debido a
ello recibió el nombre de “nomeolvides”.
Así que cuando alguien te regale una planta de pensamientos debes de recordar
que te está pidiendo que no la olvides.
Por sus
colores podemos decir que su interpretación es la siguiente: el violeta significa modestia; el blanco,
candor; el naranja, un
recuerdo de los primeros encuentros amorosos y cuando se juntan tres colores
distintos te están llamando al recuerdo.
Cuenca, 19 de
abril de 2020.
José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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