jueves, 30 de abril de 2020

El Sol, el astro rey y el dios Helio de los griegos.

El Sol, llamado Helios por la mitología griega.

Hoy cierro el mes con este capítulo de los planetas y la mitología griega. La mitología griega ha sido una de mis aficiones. Comenzó con Selene, la Luna protagonista del trabajo que realicé en 2008 y que en 2010 se vio culminada con una exposición en la Fundación Antonio Pérez y la edición del catalogo. “SELENE. Mitología de la luna llena en la hoz del Huécar”. Dos años de trabajo que volvería a repetir porque disfruté como nunca había disfrutado siguiendo cada mes el curso de la Luna llena, en nuestra encantadora hoz del Huécar.

Como dice el refrán, agua pasada no muele molino, y añado yo, pero da satisfacción al peregrino. Volvamos el agua a su cauce que hoy me toca hablar del Sol.

Anaxágoras (500-428 a.C.) era un filósofo de Asia menor que vivía en Atenas, pensaba que todos los astros estaban hechos de la misma materia que la Tierra, y que el Sol era una piedra al rojo vivo. Por decir que el Sol no era un dios sino “una piedra ardiente más grande que el  Peloponeso” fue expulsado de la ciudad por ateo. El Sol es una bola gigantesca de tipo gaseoso, compuesta de hidrógeno que, mediante reacciones nucleares, se convierte en helio y que brilla por la misma razón que cuando calentamos un trozo de carbón, esto se pone al rojo vivo.

Nuestra estrella, el Sol existe en la Vía Láctea, hace cuatrocientos millones, aunque para nosotros es, de todas ellas, la más grandiosa por ser nuestra fuente de vida y calor. Para tener una imagen del volumen del Sol podríamos imaginar que en su interior cabrían 1.300.000 planetas del tamaño de la Tierra. Su gravedad es 28 veces la nuestra. Si multiplicamos muestro peso por esta cifra descubrimos que no siquiera sería posible andar.

Hace unos años cuando se anunció, con ciertos días de antelación, que se iba a dar un eclipse solar total, preparé unos cristales ahumados, de los que utilizábamos para protegernos de la luz que desprende una soldadura eléctrica, para poder ver el eclipse. Ese día fue especial, estando en clase, en la nave del IES “Fernando Zóbel” salimos por la puerta trasera y nos pusimos a mirar con los cristales el efecto que se estaba produciendo y se me ocurrió decir veis la ¿CORONA SOLAR?
Corona solar.
Enseguida saltaron casi al unisonó ¿Qué es eso? Y expliqué como lo hago ahora: La corona solar es, por así decirlo, la atmosfera del Sol, un millón de veces menos brillante que el Sol y la mejor manera de verlo es en un eclipse como se dio aquel día, que se interpuso la luna entre la Tierra y el Sol. Es el halo luminoso que hay a su alrededor. Y cuando la luna tomó su posición centrada con el Sol vimos lo que por desgracia poca gente ha tenido la suerte de contemplar tan inusual fenómeno. Fue, para ser exacto, el 26 de febrero de 1998.

Otro de los fenómenos más espectaculares de Sol son las llamadas protuberancias solares que se asemejan a llamas onduladas generadas por el campo magnético del Sol y que pueden llegar a tener hasta 300.000 km de longitud. La temperatura del Sol varía mucho dependiendo de si la calculamos en su centro: 15 millones de grados centígrados o en su corona: 6.000 grados centígrados.
Aurora polar.

Otro fenómeno son las auroras polares que se producen debido a las intensas radiaciones lanzadas por el Sol y que, debido al campo magnético terrestre, entran por los polos. Cuando ocurren en el polo norte reciben el nombre de “aurora boreal”. El arco iris, fenómeno que todos hemos observado alguna vez, nos permite conocer los verdaderos colores de la luz solar. El viento polar recorre el espacio a 400 km/seg., y es, también el responsable de las espectaculares colar de los cometas en su perihelio  (momento de mayor proximidad al Sol). Por este motivo las colas apuntan siempre en dirección opuesta al Sol.
Helios

En la mitología griega vemos a Helios personificado en el Sol. Era hijo de Titán y de su hermana Teya, hermano de Selene (mi Luna) y de Eos (la Aurora). Unido a la Oceánida Perse tuvo a Cirse que fue la hechicera que vivió en la isla de Ea, donde retuvo a Ulises en su regreso a Ítaca. Eates, rey de la Cólquida, poseedor del Vellocino de Oro, que buscaban a Jasón los Argonautas y padre de Medea, Absirto y Calcíope. También se le atribuyen otros hijos como: Parsefae, Perses, Aloe, Calipso.

Helios era un dios puro y bienhechor, aunque castigó a aquellos que osaban parangonarse con él, como a Nerito, que lo convirtió en un molusco o a Argé, que lo transformó en una cierva.

Para no cansador más cierro aquí este capítulo. En otra ocasión os contaré el mito de Faetón con Helios.

Espero que hayáis disfrutado estos días con la historia de los dioses del Olimpo y los planetas de nuestro Sistema Solar.

Cuenca, 30 de abril de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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