Hoy hablamos
de Neptuno. Comenzamos con un poema de Antonio Machado que nos viene bien para
este planeta. Dice así:
“Ojos que a la luz se abrieron un día
para después, ciegos, tornar a la tierra,
hartos de mirar sin ver”.
Centrándonos ya en nuestro tema. Neptuno, al igual
que el cinturón de asteroides, fue descubierto, en 1846, con lápiz y papel.
Aquí no hubo intervención de naves ni telescopios, simplemente un matemático
francés, llamado Le Verrier, que sospechaba que las perturbaciones de la órbita
de Urano se debían a la existencia de otro planeta. Durante tiempo, realizó
cálculos metódicos, llegando a la conclusión de que dichas alteraciones se
debían a la existencia de un planeta posterior. Después de llenar más de diez
mil hojas de ecuaciones, escribió una carta a Galle, astrónomo que vivían en
Berlín, donde le cuenta sus sospechas sobre otro posible planeta y la ubicación
de éste en la esfera celeste.
Planeta Neptuno. |
La misma noche que Galle recibe la carta, apunta al
cielo su telescopio y descubre lo que Le Verrier, tanto tiempo, venía
sospechando. ¡Ha crecido el Sistema Solar!
Así, con tan sólo una silla, una mesa, un lápiz y
muchas hojas de papel, es como se descubrió Neptuno, a quien se le bautizó,
poniéndole nombre del dios del mar. Este planeta, es el cuarto del Sistema Solar.
Con los
viajes espaciales, el Voyager2, llegó
a Neptuno en agosto de 1989. Se descubrió que es un planeta de color azulado y
de tipo gaseoso con grandes tormentas en la espesa capa de atmosfera que le
cubre y con estructura similares a la “gran mancha” roja de Júpiter, sólo que
en este caso es azul. Los vientos que le azotan van a velocidades superiores a
los 650 km/h. “El patinete” ha sido el nombre otorgado a su gran mancha oscura.
Bajo su profunda atmósfera existe un
mundo de roca aún por explorar.
Este mundo azulado tiene un tamaño cuatro veces
superior a la Tierra, con un diámetro de 49.529 km y tarda 164,8 años en
completar su órbita alrededor del Sol, mientras que su rotación (un día de
Neptuno) corresponde a 19,1 días terrestres.
La nave Voyager nos descubrió la existencia de tres
finísimos, casi volátiles, anillos que reciben los nombres de sus
descubridores: Leverries, Adans y el central y más fino Galle.
Antiguamente sólo se le conocían dos satélites.
Tritón, descubierto por N. Lassel en 10 de octubre en 1946, y Nereida,
descubierto por G.P. Kuiper el 1 de mayo de 1949. Para deleite de astrónomos y
aficionados, el Voyager, descubrió seis satélites con diámetros entre 50 y 200
km. Éstos son Náyade, Thalasa, Despina, Galatea, Proteo y Larisa.
Del dios Neptuno hablamos ayer un poquito hoy vamos
a lanzarnos en su memoria y a descubrirlo en el pensamiento de la mitología.
El dios Neptuno. |
Como vimos ayer cuando los tres hermanos, Júpiter,
Neptuno y Plutón se repartieron el mundo a Neptuno se le adjudicó el dominio de
las aguas del océano y de los terremotos. Al igual que su homólogo griego, Poseidón, Neptuno disfrutaba de la compañía sexual de ninfas marinas, diosas y mujeres
mortales, incluso anhelaba las atenciones de su hermana Ceres, que se escondió
de él convirtiéndose en una yegua y Neptuno se transformó en un caballo para
violarla, hasta ese punto llegaba su lujuria. El resultado de esta unión nació
una hija así como una yegua negra.
Se le adoraba también como el patrón de las
carreras de caballos, era conocido con el nombre de Neptuno Equester.
Constelación de Delphinus. |
Si abogamos a la mitología nos habla que Neptuno al
ir a la isla llamada Naxos en el mar Egeo, vio bailando a Salacia con sus
hermanas, y desde ese momento Neptuno quedó prendado de ella, pero ella no
estaba por renunciar a su vida como virgen del mar y se escondió en las
montañas del Atlas. Neptuno al no volver a verla convocó a , rey de
los delfines para que la encontrara y la convenciera de que se desposara con él. Así
que Delphinus se embarcó en esa misión.
Delphinus
Siendo este personaje una criatura
encantadora Salacia se sintió atraída
por él y escucho las sabias explicaciones de Dalphinus: “Si te casas con
Nepturo su firmeza equilibrará la naturaleza volátil de él y habrá armonía
en el mar y alegría para todos”. Así que Salacia aceptó. Neptuno le recompensó a Delphinus por haber conseguido tal hecho, inmortalizandolo con la colocación de su imagen en una
constelación, situada en el cielo norte, cerca del ecuador celeste.
Neptuno y Salacia tuvieron tres hijos: Benthesicyme,
la ninfa de las olas; Rodas, el homónimo de las isla, y Tritón, el infame
hombre y legendario padre y líder de 3000 sirenas y 3000 tritones.
Como vemos este dios mitológico es objeto de
numerosas obras de arte como estatuas y fuentes. Neptuno fue el nombre dado
planeta del expuesto al principio del artículo.
Cuenca, 25 de
abril de 2020.
José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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-Otros mundos. ABC. Madrid. 1997
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