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Triforio a la puesta de sol en el equinoccio de otoño |
La Semana Santa
cristiana comienza el primer domingo después de la primera Luna llena posterior
al equinoccio (por eso es una fecha variable).
En los equinoccios
de primavera (21 de marzo) la luz atraviesa las vidrieras siendo marcadas
por la iconografía del momento, Semana Santa, con un doble simbolismo,
reflejándose la tristeza de la muerte y el júbilo de la resurrección en el
mundo multicolor del triforio, donde los ángeles de los órganos de la epístola
y el evangelio marcan el principio de un camino hacia lo celestial, al tiempo
que los ventanales y la tracería calada del triforio multiplica el color a lo
largo del día y esta movilidad del efecto coloreado traduce la multitud de los
estados interiores del alma en la Semana Grande de Cuenca.
Según las
horas del día, los colores de las vidrieras se modifican y esta movilidad hace
que el efecto coloreado producido, se traduzca en los estados múltiples que
experimenta el alma. La luz solar filtrada por los vítreos tiene la suavidad de
la gracia en el alma, la alegría serena de la confianza espiritual, la
sutilidad de los contactos espirituales, al mismo tiempo que la fuerza o la
energía del Espíritu.
José María Rodríguez Gonzáléz. Ptofesor e investigador histórico.
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