Juan de la
Escalera, según su nombre, monje del monasterio del monte Sinaí, de cuya vida
poco se sabe, excepto que fue abad y que gozó de una fama inmensa como director
de almas en la primera mitad del siglo XVII. Casi nada más, su recuerdo no está
vinculado en una biografía, sino en un libro, la Escala santa, que ha tenido tanta influencia entre los monjes de
Oriente y Occidente.
San Juan Clímaco. |
Y muy merecida,
porque es un libro excepcional que une la elevación a la sencillez, el rigor a
la serenidad, los impulsos más espirituales a la agudeza psicológica y al
sentido común. En treinta escalones hace recorrer todo el camino que lleva
desde el hombre a Dios, empezando por la renuncia a sí mismo y concluyendo en
el amoroso Absoluto.
Ascensión en
la que cada peldaño es un desprendimiento desde el simple ruido (oponer el
silencio de los labios al tumulto del corazón) y las pasiones exteriores hasta
la última fortaleza del castillado orgullo; “Los hombres pueden sanar a los
voluptuosos, los ángeles a los malvados, pero a los soberbios solamente Dios”.
La iconografía
bizantina en el monte Athos y en otros lugares ha difundido la imagen de la
mística escalera por la que trepa las almas, tironeadas, empujadas por demonios
que recurren a todas sus fuerzas para conseguir que se precipiten en las
abiertas fauces de un dragón que se enrosca en el abismo y que las va engullendo.
Representación del contenido del libro "La Escala Santa". |
Así, entre un
revuelo de ángeles luminosos y en una atmósfera de intenso colorido
sobrecogedor –negruras salpicadas de estrellas, oros del espíritu, blancos
radiantes-, el alma ligerísima y trémula, después de subir por la vertiginosa
escala fosforescente, llega a las alturas invisibles y cae como una pluma en el
regazo de Dios, empujada por el último soplo de la Gracia.
Cuando murió
el maestro Juan, en la celda no había sino una gran cruz de madera, una mesa y
un banco que servía de silla y de mesa, Su única riqueza eran los libros de la
Sagrada Escritura y las obras de los Padres de la Iglesia, entre ellos la
Regula Pastorales de san Gregorio Magno, traducida al griego por un patriarca
de Antioquía el año 600.
Fue publicado en Cuenca, 30 de
marzo de 2020. Actualizado en 30 de marzo de 2024.
Por: José María Rodríguez
González. Profesor e investigador histórico.
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