jueves, 28 de marzo de 2024

Un milagro muy reconocido. Sucedió un 29 de marzo de 1640.


Una pierna para Miguel Juan Pellicer. El milagro de Calanda
La primera vez que me hicieron fijarme en el lienzo derecho de la capilla del Pilar en la Catedral de Cuenca tenía siete años. Mi abuelo me explicaba el sentido de los medallones que alberga la capilla, no podía entender que una pierna apareciera en su sitio si había sido amputada con anterioridad y enterrada en otro lugar, en mi mente infantil imaginaba mil cosas para explicar tal hecho. Con los años he tenido la suerte de estudiar cada rincón de ésta y otras muchas capillas de la Catedral, cada una nos expone las creencias de sus benefactores y nos trasmiten sus creencias como un libro que espera ser abierto para que su lector descubra el misterio que encierran sus páginas, así es  nuestra Catedral.
Lienzo explicativo del Milagro de Calanda
Capilla de la Virgen del Pilar
Catedral de Cuenca
Este hecho llamado “El Milagro de Calanda” sucedió en la persona de Miguel Juan Pellicer, un arriero de 23 años vecino del este pueblo Aragonés. He podido ver por los escritos, como por el acta notarial y otros documentos, como el proceso de verificación que se llevo a cabo por parte de las autoridades eclesiásticas, todo ello da veracidad a lo acontecido. Para más pruebas hace cincuenta años su cuerpo fue exhumado en secreto, realizándose una serie de fotografías que se descubrieron en 1999. En la pierna derecha, a la altura de la zona de amputación, aparecía una extraña osificación que incrementaba la verdad de lo que en su momento sucedió.

En el informe diocesano se recogen los datos de los peritos que participaron en el análisis de los restos. Entre ellos el del Catedrático de Medicina Legal, D. Valentín Pérez Argiles, muestra la certeza sobre la identificación correcta de los restos, lo más llamativo es que la pierna que fue restituida a Miguel Juan Pellicer muestra una serie de anomalías que llamaron la atención: La irregularidad existente en la tibia derecha y el hecho que fuera 5,5mm más corta que la otra, justo donde le cortaron la pierna, se aprecia una osificación, estas son circunstancias que pueden respaldar la identificación de este hombre y dan la prueba de que posteriormente al milagro, recibiera el apodo del “Cojo de Calanda”.

En mi reciente visita al Pilar de Zaragoza puede observar, que en la Basílica del Pilar, se encuentra una capilla haciendo alusión a estos hechos, así como un mural del año 1952 en el que se refleja el momento de ese sueño durante el cual ocurrió todo. En la pintura, la Virgen está cerca del enfermo y le coloca la pierna. Dentro de “El Humilladero” hay otro cuadro pintado por Miguel Ángel Albareda, en el que un ángel de pelo largo rubio y vestido de blanco repone la pierna, reconstruyendo en el lienzo la noche del milagro colocando la pierna, así también se aprecia en el lienzo de la capilla de la Virgen del Pilar de la Catedral de Cuenca.


Explicados los antecedes puedo pasar ahora a describir el milagro:
Sucedió entre las 10 y las 11 de la noche del jueves 29 de marzo de 1640, en la villa aragonesa de Calanda, en la persona del joven Miguel Juan Pellicer, de 23 años, cuando sucedió tendía 19. Trabajando de arriero en Castellón de la Plana, cayó de un carro cargado de trigo que conducía con la mala suerte que una rueda le aplastó la pierna derecha. Pasó 5 días en el hospital de Valencia y pidió ser llevado al hospital de Ntra. Sra. De Gracia de Zaragoza. Fue necesario amputarle la pierna, al comenzar la gangrena en ella, fue cortada cuatro dedos por debajo de la rodilla. El cirujano que se la amputó fue D. Juan Estanga, la pierna fue enterrada por el practicante Juan Lorenzo García.

Dos años estuvo convaleciente y luego fue mendigo en la puerta del templo del Pilar. Cada día se untaba el muñón de su pierna con el aceite de las lámparas que arden ante la Virgen del Pilar mientras pedía limosna.

Volvió a Calanda y como su habitación estaba ocupada por un soldado en régimen de pensión, tuvo que dormir en un jergón en el suelo, al lado de la cama de sus padres. Cual fue la sorpresa que al entrar sus padres lo encontraron durmiendo con dos piernas, comprobándose que era la misma al tener un grano y unas cicatrices que poseía antes de su amputación.

Tras la curación volvió a Zaragoza para dar gracias a la Virgen, incoándose en el arzobispado el milagro el 5 de junio de 1640. El milagro se divulgó rápidamente por la Corte y Vicente fue recibido en Madrid por el Rey Felipe IV un año después.


Cuenca, 29 de marzo de 2019 y el 29 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González- Profesor e investigador histórico.

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