¿Hay vida después de la muerte?
Hoy celebración del Día de los
Difuntos, día ideal para hablar de los misterios de la muerte y el umbral que
las une.
Distintas religiones aseguran que
el mundo espiritual es tan real y
palpable como el mundo materia. Por testimonios de personas que han estado clínicamente
muertas y han vuelto a la existencia, sabemos que hay algo más que después de
la muerte.
Las religiones occidentales
consideran que la vida después de ésta, es espiritual y es para siempre, eternamente,
basada en las acciones que se han realizado en la vida terrenal, existiendo dos
espacios, uno para los que han llevado una vida de codicia, de odio y de rencor
que serán enviados al mundo de la tinieblas, donde podrán purificarse o
condenarse; y otro para los que hayan llevado una vida justa y honrada que serán
poseedores del cielo.
En otras culturas como la egipcia,
el alma es representado por un pájaro con la cara del muerto, este pájaro
portador del alma del difunto dejaba el cuerpo visitando a los familiares. Su
existencia se debía a la atención material y a la piedad que les ofrecían los
vivos, ya que su alma, viajera y apta para la felicidad, debía de ser nutrida y
colmada de obsequios. Si los muertos eran olvidados por los vivos, se
convertían en Bennu, un pájaro de los estanques, que volvería a la casa
terrenal para atemorizar a quienes debían haberlos alimentado.
En la religión hindú, el alma
pasa de la forma temporal al plano astral, para luego formar otro cuerpo que
puede corresponder a un ser humano, a un animal o a un insecto, incluso puede reencarnarse
en una planta. El karma de cada uno determinará el cuerpo en que se
materializará el alma. El comportamiento en la vida referido a las acciones
buenas o malas será lo que determine la reencarnación. Aquellos que han obrado
mal se reencarnarían en seres inferiores, mientras que si ha tenido una vida
virtuosa, se verían premiados en una reencarnación en un ser noble y perfeccionado.
Estas reencarnaciones se realizarían las veces que fueran necesarias hasta librarse
por completo del karma para luego el alma disolverse en el Nirvana o se ligaría
con el Brahma.
Para los católicos, la muerte
forma parte de la vida, no es una ruptura especialmente importante. El católico
sabe que Jesús dio su vida por nosotros para que tengamos una vida eterna.
Creemos que Jesús resucitó y también nosotros resucitaremos con Él.
Si nos atenemos a los testimonios
de aquellos que han pasaron el umbral, estando en el límite entre la vida y la
muerte y que han sido estudiados por psicólogos y científicos que confirman sus
testimonios, estas personas afirman la
existencia de un espacio oscuro donde la luz brilla al final. Uno de estos
casos fue el de un joven después de haber entrado en un estado de muerte
clínica, debido a una insuficiencia renal y mientras los médicos luchaban por
reanimarlo, se vio en un instante, parado y moviéndose rápidamente dentro de un
espacio oscuro que no tenía paredes, parecido a un túnel. Cuenta que a pesar de
no saber donde iba, ni para qué, sentía que algo importante le esperaba al
final, por eso deseaba llegar a ese punto. Estando en el final vio que estaba
lleno de luz y había un hombre muy alto de cabellos rubios, vestido de blanco y
que irradiaba una sensación de paz y amor.
Otro caso, y ya el último, porque
hay muchísimos, contaré el de una niña de nueve años, por entrar en el mundo de
los ángeles que es el tema de mis últimos estudios, lo relata así: Cuentan que
la niña bañándose en una piscina sufrió la muerte temporal por inmersión.
Durante el estado de inconsciencia de la niña conoció a una señora muy amable
llamada Elizabeth, ésta la recibió afectuosamente y conversó con ella y le
explicó que al no estar preparada para el mundo espiritual, no era su hora. Por
eso, Elizabeth, quien podría ser su ángel de la guarda, le permitió volver a su
cuerpo en el momento justo que terminaban su reanimación.
El estudio de algunas de estas
experiencias hace que los científicos hayan cambiado su punto de vista, dejando
de lado su escepticismo científico para estudiar profundamente que ocurre en el
momento justo en que se deja el cuerpo humano.
Para el creyente, la muerte no es
el fin de la vida, sino el comienzo de una plena, sublime y eterna comunión con
Dios.
Cuenca, 2 de noviembre de 2018 y el 2 de noviembre de 2024.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario