viernes, 1 de noviembre de 2024

El misterio de la vida después de la muerte


¿Hay vida después de la muerte?


Hoy celebración del Día de los Difuntos, día ideal para hablar de los misterios de la muerte y el umbral que las une.

Distintas religiones aseguran que el mundo espiritual  es tan real y palpable como el mundo materia. Por testimonios de personas que han estado clínicamente muertas y han vuelto a la existencia, sabemos que hay algo más que después de la muerte.


Las religiones occidentales consideran que la vida después de ésta, es espiritual y es para siempre, eternamente, basada en las acciones que se han realizado en la vida terrenal, existiendo dos espacios, uno para los que han llevado una vida de codicia, de odio y de rencor que serán enviados al mundo de la tinieblas, donde podrán purificarse o condenarse; y otro para los que hayan llevado una vida justa y honrada que serán poseedores del cielo.

En otras culturas como la egipcia, el alma es representado por un pájaro con la cara del muerto, este pájaro portador del alma del difunto dejaba el cuerpo visitando a los familiares. Su existencia se debía a la atención material y a la piedad que les ofrecían los vivos, ya que su alma, viajera y apta para la felicidad, debía de ser nutrida y colmada de obsequios. Si los muertos eran olvidados por los vivos, se convertían en Bennu, un pájaro de los estanques, que volvería a la casa terrenal para atemorizar a quienes debían haberlos alimentado.

En la religión hindú, el alma pasa de la forma temporal al plano astral, para luego formar otro cuerpo que puede corresponder a un ser humano, a un animal o a un insecto, incluso puede reencarnarse en una planta. El karma de cada uno determinará el cuerpo en que se materializará el alma. El comportamiento en la vida referido a las acciones buenas o malas será lo que determine la reencarnación. Aquellos que han obrado mal se reencarnarían en seres inferiores, mientras que si ha tenido una vida virtuosa, se verían premiados en una reencarnación en un ser noble y perfeccionado. Estas reencarnaciones se realizarían las veces que fueran necesarias hasta librarse por completo del karma para luego el alma disolverse en el Nirvana o se ligaría con el Brahma.

Para los católicos, la muerte forma parte de la vida, no es una ruptura especialmente importante. El católico sabe que Jesús dio su vida por nosotros para que tengamos una vida eterna. Creemos que Jesús resucitó y también nosotros resucitaremos con Él.

Si nos atenemos a los testimonios de aquellos que han pasaron el umbral, estando en el límite entre la vida y la muerte y que han sido estudiados por psicólogos y científicos que confirman sus testimonios,  estas personas afirman la existencia de un espacio oscuro donde la luz brilla al final. Uno de estos casos fue el de un joven después de haber entrado en un estado de muerte clínica, debido a una insuficiencia renal y mientras los médicos luchaban por reanimarlo, se vio en un instante, parado y moviéndose rápidamente dentro de un espacio oscuro que no tenía paredes, parecido a un túnel. Cuenta que a pesar de no saber donde iba, ni para qué, sentía que algo importante le esperaba al final, por eso deseaba llegar a ese punto. Estando en el final vio que estaba lleno de luz y había un hombre muy alto de cabellos rubios, vestido de blanco y que irradiaba una sensación de paz y amor.


Otro caso, y ya el último, porque hay muchísimos, contaré el de una niña de nueve años, por entrar en el mundo de los ángeles que es el tema de mis últimos estudios, lo relata así: Cuentan que la niña bañándose en una piscina sufrió la muerte temporal por inmersión. Durante el estado de inconsciencia de la niña conoció a una señora muy amable llamada Elizabeth, ésta la recibió afectuosamente y conversó con ella y le explicó que al no estar preparada para el mundo espiritual, no era su hora. Por eso, Elizabeth, quien podría ser su ángel de la guarda, le permitió volver a su cuerpo en el momento justo que terminaban su reanimación.

El estudio de algunas de estas experiencias hace que los científicos hayan cambiado su punto de vista, dejando de lado su escepticismo científico para estudiar profundamente que ocurre en el momento justo en que se deja el cuerpo humano.

Para el creyente, la muerte no es el fin de la vida, sino el comienzo de una plena, sublime y eterna comunión con Dios.

Cuenca, 2 de noviembre de 2018 y el 2 de noviembre de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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