viernes, 15 de noviembre de 2024

Santa Gertrudis la grande (1256-1302). Festividad del 16 de noviembre.

Nació en Helfta, a la entrada de Eisleben, en Sajonia. Hasta que los benedictinos de Solesmes publicaron en 1875 las revelaciones de Santa Gertrudis y Santa Matilde, se confundía con su homónima Gertrudis de Nivelles y con la abadesa Gertrudis de Hackeborn. Hoy sabemos que nunca fue abadesa y que se distingue santa Gertrudis con el título de Magna.

Santa Gertrudis.

A los cinco años entró en el monasterio, donde recibió una cultura universal y clásica. Estudió latín, filosofía y hasta teología, gustaba leer a los clásicos: Virgilio, Cicerón y Aristóteles. En una aparición que tuvo el 27 de enero de 1281, Jesucristo la reprendió y se convirtió a El por entero. El paso de lo puramente natural o menos bueno a lo sobrenatural y perfecto lo llaman los Santos “su conversión”. Desde aquel día el libro de Santa Gertrudis fue la Sagradas Escrituras y los comentarios de los Santos Padres y Teólogos, especialmente San Agustín, San Gregorio Magno, San Bernardo y Hugo de San Caro.

El arte cristiano representa a la Santa con el corazón abrasado sobre el pecho y dentro el Niño Jesús. Es la escenificación de aquellas palabras que el mismo Jesús dirigió a una persona devota, ponderando su amor a Gertrudis: In corde Gertrudis invenietis me, que viene a decir: Me encontraréis en el corazón de Gertrudis.

El Corazón de Jesús se le muestra  algunas veces como una copa de oro, en que beben todos los bienaventurados. Como una cadena también de oro que baja del cielo a la tierra para hacer prisioneros de amor. Como un incensario que arde delante del Padre Eterno y exhala el perfume de su caridad. También es como una especie de cesto donde se recogen todos los méritos de la Encarnación Divina, méritos que podemos todos los hombres apropiarnos libremente.

La Encarnación, la misericordia de Jesús y una íntima confianza en su Sagrado Corazón es el colorido alegre que envuelve todos los escritos de Santa Gertrudis.

A los 25 años tuvo su primera revelación y hacia el fin de su vida recibió edon de las llagas. Murió por los años 1302 o 1303. Clemente XII insertó su Oficio en el calendario romano. Sus obras, escritas en lengua vulgar, fueron editadas en el siglo XVI por el cartujo Juan Lamperge y luego traducidas a los principales idiomas europeos.

Cuenta su biógrafo que un día que no pudo asistir con sus hermanas a la conferencia espiritual, se le apareció el Señor y le dijo: ¿Quieres que el sermón te lo haga Yo? Ella aceptó y entonces Jesús le hizo que descansase sobre su Corazón y oyó dos clases de pulsaciones. “Con estas dos pulsaciones, le dijo Jesús, Yo obro la salvación de los hombres”. La primera sirve para hacer que al Padre propicio sobre los pecadores, para excusar su malicia y moverlos a la contrición. La segunda era un latido de alegría y congratulación por la eficacia de la Sangre de Jesús en la salvación de los justos. Era un latido que atraía dulce y suavemente a los buenos para trabajar constantemente en la obra de su perfección.

Lope de Vega compuso un soneto en su honor con los últimos versos acabo la presentación de esta gran Santa.

Custodia sois mientras gozáis el cielo,

y pues que todo Dios en él se esconde,

mayor tenéis el corazón que el cielo.

 

Publicado en Cuenca, 16 de noviembre de 2020 y 16 de noviembre de 2024.

      Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

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