sábado, 2 de noviembre de 2024

Santa Silvia y san Martín de Porras. Festividades del 3 de noviembre.

 Santa Silvia. Festividad del 3 de noviembre.

Santa Silvia fue la madre de san Gregorio Magno, Papa. Pertenecía a una familia de patricios romanos. Fundó un monasterio en el que vivió gran parte de su vida. Su dedicación fue la de aliviar las penas y la pobreza que soportaba su pueblo. San Gregorio le gustaba hablar de ella en sus sermones y la ponía como ejemplo para que fuera imitada por sus conciudadanos. Murió en el año 602.

Santa Silvia.

El Papa Clemente VIII (1592-1605) inscribió su nombre el 3 de noviembre en el Martirologio Romano. Es invocada por las embarazadas para un parto seguro.

Si especulamos con el nombre Silvia, vemos que tiene sonoridad, suena a selva, a flor o a pajarillo, o tal vez las tres cosas a la vez.

San Martín de Porras (1579-1639).

En la Lima de santa Rosa nació también Martín, hijo natural de un caballero español, D. Juan de Porras, y de una esclava mulata llamada Ana Velázquez. Él y su hermana Juana acabaron reconocidos por el padre, y tras una estancia en Guayaquil, cuando Juan de Porras fue nombrado gobernador de Panamá volvió a Lima.

San Martín de Porras.

Martín era barbero (oficio en el que se era también practicante, enfermero y cirujano) y hacia el año 1600 ingresó como donado en el convento dominico del Rosario. Llegó a ser popularísimo en la ciudad por su solicitud con los enfermos, atribuyéndole muchas curaciones milagrosas, así como por su humildad y su piedad, pero siempre dentro de la categoría más modesta de la orden.

Curiosamente no se limitaba a prestar servicios asistenciales, sino que para conciliar matrimonios desavenidos, resolver pleitos, aconsejar al virrey o al obispo en materias delicadas y en resumen, buscar soluciones para intrincados conflictos del tipo más diverso.

Para san Martín, canonizado por Juan XXIII en el año de 1962, tenía una peculiarísima especialidad que le hacía extender sus afanes curativos a los animales; perros y gatos, cojos y abandonados, mulos destinados al matadero, incluso ratones y alimañas merecían su atención, incorporándolos a un universo en el que el mandato del amor no conocía límites.

Dialogaba persuasivamente con ellos, sanando a los seres más inútiles o dañinos de la creación, como permitiéndose la delicadeza de no desechar ni uno solo de los cabos que parecen sueltos y más desdeñables de la obra de Dios.

Publicado en Cuenca, 3 de noviembre de 2020 y el 3 de noviembre de 2024.

     Por:  José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

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