La Inquisición en Cuenca
Un domingo, 22 de noviembre de
1722 se celebrara en el convento de la Orden de Predicadores de San Pablo de
Cuenca, un auto de fe.
El auto de fe era un acto público
organizado por la Inquisición en la que el condenado abjuraba de sus pecados, mostrando
su arrepentimiento, sirviendo de lección a todos los fieles que se congregaban
en la plaza o lugar público.
Pedro Berruguete (1495) Santo Domingo presidiendo un Auto de fe |
El tribunal de la Inquisición se
hallaba establecido en Cuenca desde 1498 en que fue nombrado Inquisidor General
Fr. Tomás Jorquera, entendido en todos los asuntos de la Diócesis y del
Priorato de Uclés, que pertenecía a la orden Militar de Santiago, aunque por lo
que respecta a este último, ordenó el Inquisidor General en 1518 que, cuando
hubiera que sentenciarse algún hereje del mismo, citaran al Prior o a un
Vicario.
Establecido en un principio donde
hoy está ubicado el Palacio Episcopal, se traslado en 1574 a la calle de San
Pedro y a los pocos años se traslado al Castillo, donde hoy está el Archivo
Provincial, siendo esta su última ubicación.
Por gracia o ventura son muchos
los documentos que han llegado hasta nosotros de la historia de la Inquisición
en Cuenca, aunque no son pocas las depredaciones y saqueos en las invasiones y
revueltas que las mermaron, también los hurtos, como se cuenta del historiador
de la institución en España, Juan Antonio Llorente, se apoderaba de gran número
de documentos que luego vendía a la Biblioteca Nacional de París.
Se dice que el tribunal de Cuenca
no es de los que merecen las mayores
censuras, porque no dio lugar a procesos notablemente escandalosos, ni a
inmotivadas competencias con los de la jurisdicción ordinaria, se puede decir
que sus sentencias fueron las más justas que se revela en los anales
inquisitoriales.
Uno de los juicios más sonados
fuero el de la Beata de Villar del Águila, que tuvo repercusión nacional. El
juicio se formó porque la procesada fingió que Jesucristo había consagrado su
cuerpo, lo que creído por la gente sencilla, dio lugar a que la tributasen el
culto de LATRÍA, que sólo a Dios es debido, y la llevaran en procesión como si
del Santísimo se tratara. Según Muñoz y Soliva, la acusada murió de enfermedad,
ya reconciliada y fue enterrada en el cancel de la parroquia de San Pedro.
Otro proceso célebre de la
Inquisición en Cuenca fue el del licenciado Torralba que nacido en esta ciudad,
estudió Medicina en Roma, donde decía tener un amigo llamado Zequiel, que le dejaba ver en los días notables de luna, como
en el plenilunio y cuarto creciente. Torralba llegó hacer revelaciones de
sucesos futuristas, que con el paso del tiempo se cumplieron; entre otros la
toma de Roma por las tropas imperiales, el 5 de mayo de 1527, que no sólo lo
anticipó, si no que Zequiel le llevo a presenciar cabalgando en un bastón,
desde Valladolid, donde se hallaba de visita, a las once de la noche, transportándole
en una hora, para después de hacerle ver la entrada de las tropas y demás sucesos,
volvería al mismo sitio en hora y media. Divulgado todo esto, se le procesó;
confesándolo todo y arrepentido no sufrió más castigo que los cuatro años que
estuvo en la cárcel hasta su sentencia.
En el acto que hoy hace 303 años que
ocurrió, fueron 3 reos, 8 reconciliados, resultando condenados a menos de un
año de cárcel y 3 más a penas de azotes y prisión de mayor duración.
No caigamos en la tentación
desafortunada de juzgar los actos de la Inquisición, hay que ponerse en su
ambiente y tiempo.
Publicado en Cuenca, 22 de noviembre de 2015 y actualizado el 22 de noviembre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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