sábado, 16 de noviembre de 2024

Efemérides conquenses. Martirio de san Juan del Castillo. 17 de noviembre.

     San Juan del Castillo nació en Belmonte (Cuenca) el 14 de septiembre de 1595 y murió martirizado en Asunción (Paraguay), el 17 de noviembre de 1628. Nació en el seno de una familia adinerada. Sus padres fueron Alonso del Castillo y María Rodríguez, fue bautizado a la semana después de su nacimiento en la Colegiata de Belmonte y por ser el primogénito le pusieron el nombre de su abuelo paterno.

San Juan del Castillo

    Recibió una formación muy cristiana, estudiando en el colegio de la Compañía de Jesús que había en la misma localidad. Uno de sus maestros fue el Padre Diego de Boroa quien sería más tarde compañero en la misión de las Reducciones paraguayas.

A través de las cartas de San Francisco Javier que tanto gustaba leerlas le surgirá la vocación. Para no desairar a sus padres estudió Derecho en la Universidad de Alcalá, pero el 21 de marzo de 1614 ingresa en el Noviciado de Madrid de la Compañía de Jesús. Después del noviciado y de sus votos de pobreza, castidad y obediencia es destinado al Colegio de Huete, donde inicia sus estudios de filosofía.

En el curso de 1616, escucha al Procurador del Paraguay y Chile, el padre Juan de Viana, el cual tiene la misión de llevar refuerzos y Juan se ofrece y logra que sus superiores le cambien el destino para que pueda ir a Chile y Paraguay, iniciando el viaje el 2 de noviembre de 1616.

A bordo del barco que lo llevará al continente americano conocerá al jesuita Alfonso Rodríguez, natural de Zamora, quien también viaja en la misma expedición misionera. Llegan al puerto de Santa María de  Buenos Aires el 15 de febrero de 1617. Ambos viajan a la ciudad de Córdoba del Tucumán para terminar allí sus estudios de filosofía. En 1628 Juan y Alfonso Rodríguez son destinados a las nuevas fundaciones del río Uruguay.

Después del martirio de los Padres Roque González y Alfonso Rodríguez en la Reducción de Todos los Santos en el Caaró, los caciques seguidores de ¥ezú se presentan, al día siguiente, en la Reducción de la Asunción de Yjuhí.

Son las tres de la tarde. Juan está a la puerta de su choza rezando el breviario. ¿Qué te dice el libro? le preguntan. Juan contesta: "Nada, estoy rezando". Ellos dicen: "Aquí te traemos a estos indios forasteros para que les des anzuelos".

El Padre estaba matriculando a un cacique llamado Chetihagu‚ y su gente y les di anzuelos y alfileres. Después el viejo cacique Quarabí mandó a un cacique, llamado Araguirá, que embistiera al Padre. Él lo hizo. Lo abrazó por la espalda y le torció los brazos. Así lo arrastraron hacia el bosque. Le rasgaron la ropa, sólo dejaron una media y las mangas en los brazos.

Allí le destrozaron con una piedra grande la cabeza. Después quebraron los huesos y lo dejaron diciendo: déjenlo para que se lo coman los tigres. El no estuvo con los que quemaron el cuerpo, cuando volvieron en la mañana siguiente.

Juan repartió su vida jesuita casi por igual: tres años en España, seis en Córdoba del Tucumán en dos etapas iguales, tres en Chile y casi tres en Uruguay.

El Papa Juan Pablo II, lo canonizó el 16 de mayo de 1988, junto con los mártires y hasta entonces beatos Roque González de Santa Cruz y Alfonso Rodríguez Olmedo.

Cuenca, 17 de noviembre de 2021 y 17 de noviembre de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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