El milagro de la luz en
la Catedral de Cuenca.
Un hecho natural ocasionado por
la orientación del templo, hace que los rayos del sol entren en lo más
profundo de las catedrales construidas en los siglos XII y XIII el día del
solsticio de verano. En la Catedral de Cuenca, por obras acaecidas en el siglo
XV hace que el milagro de la luz se adelante y llegue la luz del sol al óculo
de la capilla del Transparente del 19 al 22 de mayo sobre las 9.45h, siempre que el día esté soleado.
Este tipo de hechos lumínicos se
remontan a la época de Egipto. Será el Abad Suger de Saint-Denis quien daría un
impulso definitivo al llevar a cabo su ambicioso proyecto de crear un templo
luminoso. Para él Cristo había sido la nueva luz divina que había bajado
de los cielos y se había asentado en la tierra para iluminar al mundo tras una
larga época de tinieblas. Estas ideas no entraban en contradicción con las
teorías de Platón y permitían a los
intelectuales cristianos, que las explicaban en las escuelas catedralicias y en
los claustros de los monasterios, establecer un puente de contacto entre la
teología cristiana y la filosofía clásica. Suger dedujo que la casa de Dios, el
templo cristiano, tenía que convertirse en el templo de la luz, en una réplica de
la tierra de la luminosa Jerusalén celestial, una ciudad bañada por la luz de
Dios.
Se desconoce quién fue el
arquitecto que dio con la solución que requería el Abad Suger, tal vez fuera el
propio maestro de obras que hacia 1130 dirigiera la construcción de la abadía
de Saint-Denis, o quizás alguien que llegó de algún lugar lejano con la
respuesta para construir una iglesia donde los muros no fueran totalmente de
piedra sino de transparente luz, pero lo que sí es cierto es que este arquitecto
revolucionó la historia de la arquitectura y originó el nuevo estilo que
llegaría a Cuenca de los reyes Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet.
¿Cómo fue posible el traer el
nuevo arte a Cuenca? En 1137 murió el rey Luis VI, que era el protector de
Sugar, en ese momento el proyecto de construcción del nuevo templo de
Saint-Denis ya estaba en marcha y las rentas de la abadía seguían siendo
abundantes. La novedosa arquitectura gótica de la Abadía se presentó como la
obra perfecta digna de ser imitada por arquitectos de su tiempo y muchos
obispos quisieron disponer de catedrales construidas según el
brillante estilo gótico.
La proclamación del nuevo
monarca, Luis VII no alteró su construcción, tal vez la mejoró gracias a su
boda con la duquesa Leonor de Aquitania, que era la mujer más rica de Europa y
casualmente sería la madre de Leonor de Plantagenet, quien se desposaría con
Alfonso VIII promotores de nuestra Catedral, eso hizo que el nuevo estilo de
construcción llegara a nuestra tierra.
¿Por qué hacer que entre la luz
del sol hasta lo más profundo de las catedrales góticas?
Como he dicho anteriormente, estos
efectos son heredados de las antiguas construcciones egipcias, griegas y romanas.
Este ritual de luz está unido a la orientación del templo, estableciéndose una
relación de la fábrica con el Cosmos. En
la antigüedad clásica, los templos tenían la puerta de entrada hacia el Este,
de forma que al salir el Sol, los rayos de luz iluminaban la estatua del dios
que poseía en su interior, como sucede en el templo de Ramsés II, llegando el
sol hasta los pies de las estatuas de Ra y Amón en los Equinoccios. Con el
cristianismo y tras el Concilio de Nicea (año 325) se estableció que fuera la
cabecera la que estuviera orientada a la salida del Sol. De este modo, al
amanecer los primeros rayos de Sol entraban a través del ábside, identificando
la luz con el mismo Cristo. “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no
caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8, 12). En el
cristianismo y en el Solsticio de verano (21 de junio) los rayos del Sol
penetrando por el óculo central de la girola llevan su luz hasta la capilla del
Transparente, donde hay un agujero que comunica con el Presbiterio, haciendo
llegar la luz del Sol, hasta el altar mayor, que es el centro del templo. Hace
unos años el altar estaba adosado al retablo, por lo que la luz del Sol formaba
un círculo sobre él. Esta orientación Este-Oeste posee otra significación
simbólica: La puerta se estableció al Oeste porque es el lugar de menos luz,
simbolizando al mundo pagano, el mundo de la oscuridad. Al entrar avanzamos
hacia la luz en una progresión sagrada, como recorriendo un camino de
salvación, camino que conduce a la Ciudad Divina donde brilla el Sol de
Salvación.
¿Por qué en los solsticios? Los
solsticios representan el eterno contraste de la luz y la oscuridad de la vida
y la muerte y el eterno renacer de la creación, donde nada puede ser destruido,
solo transformado en los tres estados naturales, sólido, líquido y gaseoso, es
el ave fénix que siempre renace de sus cenizas. Los solsticios representan la
armonía cósmica, que permite observar, año tras año, como se cumplen con
asombrosa regularidad, de acuerdo a las leyes físicas de su relación con la
tierra, prolongando los días o las noches, según sea el Solsticio de verano o
invierno, haciendo que la naturaleza cumpla inexorablemente sus ciclos
biológicos. Astronómicamente, los solsticios se realizan cuando el sol se
encuentra cruzando el Trópico de Cáncer (verano), haciendo que los días sean
más largos.
Nuestra Catedral posee una cierta peculiaridad con relación a este
hecho. En el siglo XV, siendo Obispo Lope Barrientos, se acometió una gran obra
en la catedral, se realiza la doble girola, quedando tal como la conocemos en
la actualidad. Este hecho desplazó el óculo original de la obra lo que ha
ocasionado que el MILAGRO DE LA LUZ se dé un mes antes que en los demás templos
con las mismas características que el nuestro, siendo del 19 al 22 de mayo
sobre las 9:45 horas.
Hay otra particularidad y es que al no coincidir la entrada de los
rayos solares con el solsticio de verano (21 de junio) el Sol sigue su trayectoria
orbital hasta su máxima declinación Norte, permaneciendo durante varios días en
esa altura máxima. Pasados unos días el Sol vuelve a declinar y se invierte la
situación, los días van disminuyendo de duración y lentamente su órbita va
bajando.
Si la primera entrada de los rayos solares a la capilla del
Transparente se dio 33 días antes del Solsticio de verano, en el descenso del
Sol el efecto lumínico en la Catedral conquense vuelve a darse 33 días después
del Solsticio, es decir en la semana del 25 al 28 de julio.
Por todo ello la Catedral de Cuenca es diferente a las Catedrales de
su tiempo.
Cuenca, 19 de mayo de 2019. Actualizado en 7 de mayo de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico
No hay comentarios:
Publicar un comentario