“Los ojos en la tierra, el espíritu en el cielo y en las manos el rosario”.
Los comienzos
de este santo son muy parecidos al del santo que celebramos ayer, Pascual
Balión. Félix de Cantalicio, nació en una familia muy pobre de campesinos en
Cantalico (Italia) en el año 1513 y fue pastor de ovejas desde niño, este santo
trazaba una cruz en la corteza de un árbol y ante ella, pasaba horas rezando y
le encantaba rezar el Santo Rosario. Tenía por costumbre ofrecer todo cuanto
hacia o sufría a Dios.
Así pasaban
los días de Félix, labrando y pastoreando con las ovejas, hasta que un día oyó
la lectura de la vida de algunos santos y entendió que él quería ser como
ellos.
Al preguntar
dónde era posible vivir como un anacoreta, le dijeron que en el convento de
capuchinos que había en Città Ducale, y allí ingresó como hermano lego, en el
año 1543.
Dos años más
tarde era enviado a Roma, y en la capital de los papas hizo de limosnero hasta
su muerte. El “hermano Deogracias”, como se le llamaba,
porque era lo que decía al recibir una limosna, fue muy pronto un personaje
popular, barbudo y sonriente, con su talego al hombro.
Sentía
predilección por los niños, a quienes enseñaba catecismo atrayéndoselos con sus
chanzas y las cancioncillas que improvisaba, eran proverbiales su sentido del
humor, su humildad y su paciencia, y en el convento no había fraile más
mortificado y con más horas dedicadas a rezar que él.
Ésta era una
de sus grandes fórmulas, rezar, y cuando su amigo Felipe Neri y el gran
cardenal Carlos Borromeo pidieron consejo a aquel pobre lego acerca de la
proyectada reforma del clero diocesano, san Félix recomendó solamente que los
curas rezaran con devoción el oficio divino.
“Los ojos en la tierra, el espíritu en el
cielo y en las manos el rosario”, como gustaba de repetir, iba por Roma
recogiendo mendrugos de pan –parte del cual desmigaba franciscanamente para los
perros callejeros y los pájaros- y limosnas, dando gracias a Dios por todo y
rezando por todos. Hasta que en la vejez sintió acercarse la muerte, que
anunció así con una de sus habituales sonrisas: “El pobre jumento (pollino) ya
no caminará más”.
Ya en su
agonía pretende ir a la iglesia desde el lecho, arrastrándose, más se lo prohíben
los hermanos. Recibe los Santos Sacramentos, se queda en éxtasis, vuelve en sí,
pide que le dejen sólo. Los frailes le preguntas: ¿Qué ves?, y él responde: “Veo a mi Señora rodeada de ángeles que vienen
a llevar mi alma al paraíso”.
San Félix de Cantalicio. Obra de Murillo |
Muere a los 73
años, un 18 de mayo de 1587. El papa Sixto V, testificó dieciocho milagros.
Pablo V inicia el proceso de beatificación y el papa Clemente XI lo canonizó en
1712.
Publicado en Cuenca, 18 de
mayo de 2020 y el 18 de mayo de 2024.
Por José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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