martes, 28 de mayo de 2024

Santa María Magdalena de Pazzi (1556-1607). Festividad del 29 de mayo.

   Esta Santa carmelita nació en Florencia el 2 de abril de 1556 y murió en el convento de Santa María de los Ángeles el 25 de mayo de 1607. Su nombre de pila fue el de Catalina, pero al vestir el hábito del Carmen, el 30 de enero de 1583, tomó el nombre de María Magdalena.
Santa María Magdalena de Pazzi.

Ya de niña odiaba los juegos, las aguas perfumadas, los jabones de olor, las cintas y las peinetas. Cuando salió del colegio, su madre quiso darle una sorpresa, mostrándole un traje blanco, que debía ser la admiración de toda la buena sociedad florentina; pero nada más verlo, la niña se echó a llorar.

El palacio de Pizzi, en la mejor vía de la ciudad, era para ella una ermita. A los cinco años conocía por el olfato cuándo comulgaba su madre; a los siete años hacía la meditación según el método de san Ignacio; a los diez se consagró a Dios con voto su virginidad, y a los quince entró en el Carmelo.

Su vida religiosa es uno de los casos sorprendentes de misticismo cristiano. Por oren de sus superiores dictó a otras religiosas todos los hechos sobrenaturales que en ella tenían lugar. Y se formó un extenso volumen de sus revelaciones, que fue, tras largo examen, aprobado por la autoridad eclesiástica.

Jesús le trazó el plan de vida y la sujetó a las exigencias del divino amor. Un día le dice: “Vas a vivir a pan y agua”. Otro día le pide que ande descalza. En una ocasión le enseña una caverna espantosa. De ella salen rugidos de leones, silbidos de serpientes, aullidos de perros, graznidos, olor de azufre, humo y lamentos. Era preciso que entrase en aquella madriguera y viviese en ella cinco años. Así le revelaba Dios el período de terribles tentaciones con que la quería purificar, como el oro en el crisol. Las tentaciones vinieron. Del fondo de su alma se levantaban voces amenazadoras contra la existencia de Dios, la providencia de los Santos, la presencia real de Cristo en la Eucaristía, blasfemias horribles, asaltos de la sensualidad, de la gula. Parecía como envuelta en una oscuridad infernal, y un torbellino de desesperación le atormentaba sin cesar.

Las tentaciones pasaron y la nube descargó en forma de lluvia bienhechora de cinco gracias extraordinarias; los estigmas espirituales, la corona de espinas, los desposorios místicos, la entrega del Corazón de Jesús y la participación de la pureza divina. Los éxtasis eran continuos: durante largas horas, y a veces días enteros. Le sorprendían orando, lavando, comiendo o levantando el vaso para beber. Le bastaba oler una flor, ver una estrella, oír el nombre de Jesús o pronunciar la palabra amor. Muchas veces le vinieron los éxtasis mientras pintaba, pues era aficionada a pintar imágenes devotas, o pulverizaba el oro y bordaba o cosía.

Objeto de las predilecciones divinas, era la monja más humilde del convento: “Creedme, hermanas mías, solía decir, si la gracia de Dios no me hubiese traído al convento, habría terminado en un presidio”. Y besaba los muros de su reclusión, se postraba a la entrada de la iglesia para que todas pasasen por encima de ella, caminaba de rodillas en el refectorio pidiendo limosna.

El dolor era placer. La máxima de Santa Teresa “o padecer o morir”, la cambió ella en esta otra: “No morir, sino padecer”. Había comprendido perfectamente que la vida no tiene otro valor que le de sufrir por Jesús y que nuestra gloria eterna estará en función de los sufrimientos padecidos acá abajo en unión con el Salvador.

Fue beatificada el 8 de mayo de 1626 por Urbano VIII y canonizada el 28 de abril de 1669 por Clemente IX. Su fiesta se celebraba primeramente el 27 de mayo, hasta que León XIII la trasladó al 29 de mayo, cuando se hizo universal la fiesta de san Beda.

Publicado en Cuenca, 29 de mayo de 2020 y el 29 de mayo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

_____________

FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.




No hay comentarios:

Publicar un comentario