“El Apóstol de Nápoles”
Del
Martirologio Romano extraemos que san Francisco de Jerónimo fue presbítero de
la Compañía de Jesús, que se dedicó a predicar misiones populares y al servicio
pastoral de los marginados. Nació en
Crottaglie, un pequeño pueblo en Apulia, sitiado a unas seis leguas de Taranto,
el 17 de diciembre de 1642 y murió el 11 de mayo de 1716.
San Francisco de Jerónimo |
Fue ordenado
sacerdote el 18 de marzo de 1666. Por cuatro años se dedicó a trabajar en
pueblos y villas en un trabajo misionero, demostrando a sus superiores su
maravilloso don de prédica.
Las calles
tortuosas, sucias y malolientes componían los barrios más pobres de la ciudad
de Nápoles; allí había burdeles y prestamistas, mendigos, ladrones, extranjeros
sin medios de fortuna, en medio de una nube de chiquillos desharrapados que a
muy corta edad conocen ya lo peor de la vida.
Entre estos
desechos humanos deambulaba un hombre de sotana que a menuda es rechazado con
insultos, mojas y cantazos, pero que, como es tenaz y no se desalienta, casi
siempre consigue que le dejen hablar, es decir, que le dejen predicar. Y ésta
es su arma infalible, porque si consienten en escucharle ya todos son suyos.
El tal
misionero es un jesuita a quien sólo parecen interesar las casos que se juzgan
perdidos: las prostitutas, los presos de larga condena, los galeotes, los
prisioneros moros y turcos, los maleantes, los niños de la calle que están
aprendiendo a serlo, y su palabra es irresistible.
“Un cordero
cuando habla y un león cuando predica”, se dice de él, y así recorre la ciudad
de Nápoles y las comarcas vecinas transformando los corazones más empedernidos.
Se acusa a los de su orden de querer influir en alto personajes, pero Francisco
sólo quiere salvar las almas de los que son menos que nada.
Él, que es de
la tierra, soñaba con ser otro Francisco Javier en Oriente, pero en toda su
vida apenas salió de su región natal, rebuscando en lo que solía llamarse
basura, hablando de Dios con fuego en los lugares que parecían más inadecuados,
convencidos de que el Espíritu Santo no desdeña a nadie, y que en consecuencia
él no tenía que ser más exigente.
El 2 de mayo
de 1758, el Papa Benedicto XIV declaró que Francisco había practicado las
virtudes teológicas y cardinales hasta un grado heroico. Fue canonizado por el
Papa Gregorio XVI el 26 de mayo de 1839.
Pubicado en Cuenca, 11 de
mayo de 2020 y el 11 de mayo de 2024.
Por José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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