San Beda el Venerable nos cuenta cómo nació la idea
de evangelizar Inglaterra. Paseaba en el foro romano el abad de Monta Celio,
que se llamaba Gregorio, y entre la muchedumbre de esclavos vio a unos jóvenes
que la llamaron la atención por su belleza, la blancura de su te y la largura
de sus cabellos rubios.
-¿De dónde
son estos esclavos? –preguntó al mercader.
-De la Isla de Bretaña, donde aún no se conoce a
Cristo.
-¡Qué lástima que la gracia de sus frentes –exclamó
Gregorio- coincida con un alma vacía de la gracia interior!
San Agustín de Cantorbery. |
Y desde entonces concibió el propósito de predicar
el Evangelio en Inglaterra. Pero el pueblo romano no le dejó, al aclamarlo poco
después por su obispo.
Elevado al Sumo Pontificado, Gregorio no olvidó sus
deseos de evangelizar a los ingleses. El no podía hacerlo personalmente y pensó
entonces en Agustín, que era prior del monasterio de Monte Celio.
Salió san Agustín de Roma con otros cuarenta compañeros
el año 596 y desembarcó a principios del año siguiente en la región de Thanet,
en el mismo lugar donde había desembarcado Julio César. Lo que éste no había
logrado con sus legines lo iba a lograr Agustín con sus cuarenta compañeros: la
conquista de Inglaterra para Cristo.
Autorizados por el rey Etelberto, hicieron los
monjes su entrada triunfal en la capital de Kent, Cantorbery. Iban
procesionalmente precedidos por san Agustín, alto y de prestancia patricia.
Junto a él un monje llevaba la cruz de plata y otro un estandarte de madera con
la imagen de Cristo. Todos cantaban la oración de las Rogativas: “Conjurámoste Señor, por tu misericordia, que
aparte tu ira de esta ciudad y de tu santa casa, porque hemos pecado. Alleluia”.
Así empezó la conquista espíritu de Inglaterra,
para el imperio de Cristo, al mismo tiempo en que los barbaros invadían Italia
y arruinaban la civilización de Roma. El pacífico escuadrón de Agustín domina
pronto en toda la isla, donde las águilas romanas no habían podido posar su
vuelo. No hay en la historia una conquista más pacífica y grandiosa.
El rey Etelberto recibió pronto el bautismo con
todos los grandes de su corte. Un año, en el día de Navidad, bautizó en el río
Jorch varios millares. Los enfermos sanaban al mismo tiempo de sus dolencias
corporales.
San Agustín volvió a Francia para ser consagrado
obispo. Y luego él consagró a otros varios en Inglaterra, que envió por
diversas regiones, mientras fijaba la sede primacial en Cantorbery.
La predicación
de san Agustín estuvo acompañada, como la de los Apóstoles, con multitud
de milagros y gracias extraordinarias. San Gregorio, sabedor de estas maravillas,
le escribe desde Roma recomendándole la virtud de la humildad.
El apostolado de san Agustín duró solamente siete
años. Su muerte acaeció el 26 de mayo del año 609. Su fiesta la introdujo en el
Romano León XIII, con el deseo de atraerse a los ingleses hacia la Iglesia
Madre. Oremos por la conversión de la que fue un tiempo isla fecunda de Santos
y Mártires.
Publicado en Cuenca, 28 de
mayo de 2020 y el 28 de mayo de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
_____________
FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
No hay comentarios:
Publicar un comentario