En primer
lugar he de decir que esta fiesta fue suprimida del Misal Romano en la reforma
de 1960. En esta reforma se estableció la norma de no repetir o duplicar las
fiestas de un mismo santo. Pero como en Cuenca y Huete hay mucha devoción a san
Juan, he tenido a bien en traerla hoy.
Como sabéis la
fiesta de san Juan Evangelista la celebramos el 27 de diciembre. Hoy daremos un
repaso a su vida.
San Juan Evangelista. Cuenca |
Para
establecer un recorrido y una situación histórica tenemos que recordar que la
primera persecución cristiana empezó bajo el dominio del emperador Nerón, y
siguieron las persecuciones hasta el año 69. Estas persecuciones duraron
alrededor de veinte años y los edictos
fueron ejecutados bajo el dominio de: Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano y
Tito.
Si nos
centramos en san Juan, sabemos que una vez que murió la Virgen, en Jerusalén, y
fue elevada al Cielo, san Juan, hacia el año 42, se marchó al Asia Menor y se
estableció en la ciudad marítima de Éfeso, capital efectiva de toda aquella
provincia romana. Aquí vivía el Santo Apóstol cuando subió al trono el
emperador Domiciano (años: 81-96).
Los primeros
años fluyeron tranquilamente para los cristianos, pero el año 14 de su reinado
(sobre el año 94), Domiciano se enfureció contra ellos y renovó lo que llama
Tertuliano el Institutum Neronianum.
Muchos fueron condenados por ateísmo y costumbres judaicas, como decían los
páganos. La suerte que corrieron fue, entre otras: la condena a muerte, al destierro o bien a la pérdida y
confiscación de todos sus bienes.
San Juan Evangelista. Huete |
Fue ejecutado
Flavio Clemente, primo del emperador y cónsul el año 93. Su esposa Flavia
Domitila fue desterrada a la isla Pandataria (santa María) frente a Gaeta.
Flavia Domitila la joven, nieta, de Pomponia Grecina e hija de santa Plautila,
marchó a la isla Poncia. También fue martirizado y murió el cónsul Acelio
Glabrión en el año 91.
De Palestina
fueron llevados a Roma y juzgados delante de Domiciano dos parientes del Señor,
nietos de san Judas Apóstol. El emperador se convenció de que no aspiraban a la
corona de los judíos y los puso en libertad.
Con san Juan
Apóstol fue más severo. No consta con qué motivo y en qué circunstancias vino
san Juan a Roma. Pero su venida y martirio en tiempo de Domiciano es cierto. Tertuliano,
a principios del siglo III, muy impuesto en todas las tradiciones romanas de
los primeros siglos, nos dice claramente que san Juan estuvo en Roma y fue
arrojado en una caldera de aceite hirviendo.
Martirio de san Juan Evangelista. |
San Juan era
ya anciano y probablemente fue azotado antes de ser arrojado desnudo en la
caldera. Podemos imaginarlo dentro, con las manos juntas y en fervorosa
oración, recordando las palabras proféticas del Señor, cuando le anunció que
debía beber el cáliz de su Pasión, antes de entrar en el reino de su Padre.
Allí se ofreció como víctima por la Iglesia y Dios se contentó con su
ofrecimiento y primeros dolores, pues en vez de ahogarse y morir perseveró orando
y alabando a Dios hasta que lo sacaron más fuerte y rejuvenecido, como
expresamente dice Tertuliano. San Jerónimo menciona esta confesión del Apóstol
y los Padres posteriores. San Isidro habla de un veneno que le obligaron a
tomar sin que le hiciese daño alguno.
Desde el siglo
IX se conmemora este martirio en una basílica romana, junto a la puerta llamada
Latina, porque da salida al Lacio. La Iglesia es del siglo V y ha sido
restaurada en varias ocasiones.
Ante la
evidencia y fuerza del poder sobrenatural, que tan sensible se mostró en el
viaje del Apóstol de Cristo, cedió el emperador, le perdonó la vida y se contentó
con enviarle desterrado a la isla de Patmos. No había llegado todavía la hora final de san Juan y Dios lo
conservaba aún para grandes empresas. En el destierro de Patmos debía escribir
su revelación o Apocalipsis, y luego, con la muerte del tirano, volver a las
Iglesias del Asia Menor, para dejarles en herencia el Evangelio de Jesucristo,
el Evangelio espiritual, que tan de manifiesto iba a poner el amor y divinidad
de Jesús.
Publicado en Cuenca, 6 de mayo de 2020 y el 6 de mayo de 2024
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
-Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tene. Huesca. 1945.
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