Es uno de los
doctores de la Iglesia griega, cuyo nombre ha sido siempre en toda la
cristiandad sinónimo de firmeza inquebrantable: inconmovible en la fe como
Atanasio, podría decirse, resistiendo coacciones, amenazas, halagos y
destierros.
Nació en
Alejandría el año 298 de una familia distinguida; fue educado en casa del
obispo, y recibió su formación literaria en la escuela catequética, y la
espiritual entre los monjes del desierto.
En el año 325 asiste
como diácono de su obispo Alejandro al Concilio de Nicea, donde es definida la
consubstancialidad del Hijo y del Padre, en una frase que parece fue propuesta
por el gran obispo español Osorio. Cristo era homoousios tô Patri consubstantialis Patri.
San Atanasio |
Cinco veces
fue desterrado de su patria, pero jamás dio un paso cobarde y fueron muchos los
que no desfallecieron en la confesión de la verdadera fe, gracias a su ejemplo
y exhortaciones. El cristianismo estaba dividido en su tiempo en dos bandos
diametralmente opuestos: los católicos que aceptaban el Credo de Nicea y los
arrianos discípulos de Arrio, que lo rechazaban. San Atanasio es el
representante genuino, el caudillo valiente de los católicos.
Fue nombrado
obispo de Alejandría en el año 328, cuando Eusebio de Nicomedia iniciaba su
lucha contra el Concilio de Nicea. San Atanasio sale al encuentro desde un
principio a favor de la fe católica y ya todo el encono de los arrianos se
dirige concretamente contra él. Constantino se asusta y cree que para mantener
la paz cristiana, hay que desterrar a san Atanasio de Alejandría y lo recluye
en el año 335 en Tréveris.
A los dos
años, con la muerte de Constantino (337-338), vuelve a Alejandría para emigrar
nuevamente ante la violenta ocupación de las iglesias por parte de los arrianos
eusebianos, a quien favorecía el emperador Constantino.
Sale
desterrado en el 340 y se dirige a Roma. Este segundo destierro duró noventa
meses y tres días. EL 21 de noviembre del 346 pudo volver a su sede, con júbilo
del pueblo fiel. Tiene diez años relativamente tranquilos, la década áurea de
su vida donde despliega una admirable actividad personal y literaria a favor de
la fe y gobierno de su diócesis.
En el 356
tiene nuevamente que huir de Alejandría y se oculta entre los monjes de Egipto,
porque había irrumpido con cinco mil hombres en su catedral y amenazaba darle
muerte. Este tercer destierro dura seis años.
Desde los
refugios inaccesibles del desierto de Nitri siguió gobernando su diócesis e
instruyendo al mundo católico con sus cartas y estudios. Escribe a los obispo
de Egipto y Libia, al emperador, a Leoncio de Antioquía, a los monjes.
En el 362
vuelve otra vez a su ciudad, entre las aclamaciones delirantes de su pueblo;
pero pronto tiene que empezar su cuarto destierro, porque Juliano le manda
salir de Alejandría y de todo Egipto. Es una nubecilla que pasará pronto, dice
al alejarse de los suyos. Y la nubecilla dura quince meses y tres semanas. Al
morir Juliano, el 26 de junio del 363, puede volver a su sede.
Muy poco
tiempo llevaba en Alejandría cuando Valente, que había sido asociado por su
hermano Valentiniano al imperio, le envió la orden de desterrarse por quinta
vez. Se quedó escondido en los arrabales de la ciudad. A los cuatro meses, un
notario imperial le traía la revocación del destierro. Y empieza la última
etapa de su vida el 1 de febrero del 366 hasta el 2 de mayo del 373, en que
muere gloriosamente, cuando la lucha por la divinidad de Cristo tocaba a su
fin.
San Atanasio
debe ser considerado como uno de los más valientes y fervorosos soldados que ha
tenido Cristo en la historia de la Iglesia.
Publicado en Cuenca, 2 de mayo
de 2020 y el 2 de mayo dd 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J.
Madrid. 1961.
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