Institución de esta
fiesta. Esplendor del culto al Sagrado Corazón.
En mismo Jesús
pidió a santa Margarita María la institución de esta fiesta particular en honra
de su divino Corazón. La Santa la celebró, primero individualmente, pero
también trabajó con esfuerzo perseverante para que se estableciese en toda la
Iglesia. Ya en el año 1689 la aprobó el obispo de Langres para su diócesis y poco
después se celebró en la de Lyón. En 1697, Inocencio XII, extendió la fiesta a
todas las iglesias de la Orden de la Visitación, a la que pertenecía la Santa,
y el año 1765 se celebró en todas las diócesis de Francia. Finalmente, en 1856,
Pío IX mandó celebrarla en toda la Iglesia; León XIII la elevó en 1888 al rito
doble de primera clase y Pío XI le añadió la octava, con su Encíclica Miserentíssimus
del 8 de mayo de 1828.
Las fervientes
súplicas del insigne apóstol español de esta devoción y culto, el venerable
Padre Bernardo Francisco de Hoyos, S.
J., debieron de contribuir eficazmente al establecimiento de esta festividad.
Porque preparándose el año 1733 a celebrar individualmente esta fiesta con una
novena, dice que en ella “todo fue súplicas al Eterno Padre y a las demás
Personas divinas; todo clamores al cielo para que se decretara en el
consistorio de la Santísima Trinidad la extensión pronta del culto al Sagrado
Corazón”.
Ya el 5 de
mayo de dicho año, en la primera visión que tuvo del Divino Corazón, entendió
que sería de singular agrado del Señor, que la Provincia de Castilla “tuviese
el oficio y celebrase la fiesta de su Corazón, como se celebraba ya en otras
partes”. Esperanzadoras promesas le dio el Señor diciéndole que “la solemnidad
del Corazón de Jesús llegaría a ser en la Iglesia la más célebre después de la
del Corpus”, y que “reinaría en España con más veneración que en otras partes”.
San Pedro le aseguró en otra aparición, que “uno de sus sucesores establecería
en toda la Iglesia la fiesta que le podía del Corazón de Jesús”. Casi a la par
de santa Margarita y las Visitandinas de Francia, trabajaban, pues,
incansables, el P. Hoyos y sus celosos compañeros de apostolado, Padres Juan de
Loyola, Pedro de Calatayud y Agustín de Cardaveraz, para extender el culto del
Divino Corazón y establecer esta fiesta en toda la Iglesia, empezando ellos por
España. Imposible traer aquí las diligencias que hizo el Padre Hoyos para que
Felipe V pidiera a Roma para España y sus dominios, la fiesta del Corazón de Jesús
con oficio y misa propios.
El 30 de mayo
de 1919 el rey Alfonso XIII leyó la consagración de España, ante el monumento
del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles.
Publicado en Cuenca, 19 de
junio de 2020 y el 7 de junio de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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