Fue S. Medardo
uno de los más ilustres prelados que florecieron en Francia en el sexto siglo:
nació en Salency de Vermandois por los años de 457, siendo su padre Nectardo,
un caballero francés muy calificado y de los más distinguidos en la corte; y su
madre, Protagia, descendiente de una de aquellas antiguas familias romanas que
se habían connaturalizado en Francia, tan rica, que trajo en dote a su marido
la tierra de Salecy, Criaron con el mayor desvelo al niño Medardo, hasta que
tuvo edad proporcionada para que le enviasen a estudiar a Vermand, capital de
la provincia.
Este santo fue
muy popular en la Francia de la Edad Media, y al cual los campesinos invocaban
para pedir la lluvia y el buen tiempo. Su tumba en la abadía de Soissons era
objeto de gran veneración y de él se contaban divertidas anécdotas, bondadosos
prodigios de su caridad.
Vacas robdas
cuya esquila no dejaba de sonar, como la voz de la conciencia, hasta que le
ladrón devolvía el animal al santo, o merodeadores que una vez en el huerto
durante toda una noche no acertaban con la puerta para salir, hasta que san
Medardo al despertarse se la indicaba, haciéndoles comprender que todo pecado
ciega.
Si hay que
atender a la Historia, no es mucho lo que sabemos de él; que estudió en las
escuelas monásticas de Vermand y Tournai, que fue ordenado sacerdote por el
obispo de Vermand, a quien sucedería años después.
Vermand, junto
al Saint Quentin o San Quintín que recuerda la gran victoria de Felipe II,
parece que fue destruida por los hunos y los vándalos, y que entonces el santo
trasladó su sede a Noyon, por ser ciudad fortificada.
Tuvo también
sus conflictos con los intemperantes reyes francos, como Clotario I, quien no
obstante sentía por él un gran respeto, pero más que un obispo duro y
batallador parece que tuvo una aureola de bondad entre gentes todavía paganas y
muy dadas a la violencia, que se ganó justa fama y muy caritativo, y que era
hombre para quien Dios hacía pequeños milagros pedagógicos y convincentes.
La iconografía
lo representa con un águila sobre su cabeza y es que su leyenda cuenta que
cuando era niño, estando en el bosque se sorprendió una gran tormenta y una
gigantesca águila voló sobre su cabeza protegiéndolo, con sus extensas alas de
la lluvia incesante.
Es patrón de
los camareros, de los leñadores, de los agricultores y de los titiriteros.
Publicado en Cuenca, 8 de
junio de 2020 y el 8 de junio de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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