La Santa que fue llamada María del Socorro. Patrona de los Navegantes por
la ayuda que prestaba a quienes naufragaban sin que jamás ella embarcara.
Hoy 19 de septiembre, celebramos
la festividad de María de Cervelló (1230-1290). Fue una joven de familia
ilustre, nacida en el barrio marino de Barcelona, que desde la niñez dio
muestras de una piedad fuera de lo común; se negó a casarse, hizo voto de
castidad y por fin se retiró a un beaterio, a la sombra de la iglesia de la
Merced, también muy próxima al mar que surcaban los mercenarios para redimir
cautivos en tierras africanas.
Algo después
se fundó la rama de la Merced, y ella fue la primera mercedaria en el convento
barcelonés y hasta que murió su historia exterior es la de una buena monja con
fana de buen gobierno y virtudes eminentes.
Pero la Merced
tenía un fin muy particular, la redención de cautivos, y así consta también en
la fórmula de la profesión de María, el 25 de mayo de 1265: et pro captivis redimentis laborare.
¿Qué podía hacer ella desde el convento de la calle Ancha, frente a la muralla
del mar, por la misión de los frailes blancos?
En todas sus
imágenes la santa aparece con un barco en las manos, como si jugase con él, y
el sobrenombre que la acompaña es de Socós
o Socorro, porque el salvamento de náufragos fue su campo de acción visible,
acudiendo en ayuda de navegantes que zozobraban, sobre todo cuando eran
mercedarios.
Ante las
multitudes agolpadas en la playa viendo con horror cómo se hundía un barco en
medio de la tempestad, se abría paso sobre las olas aquietándolas hasta salvar
a los náufragos, o en plena noche, desaparecía del convento para volver con el
hábito empapado de agua salobre, después de haber evitado algún desastre lejos
de allí.
María del
Socorro, instrumento de la misericordia de Nuestra Señora de la Merced, es la
santa marina que jamás embarcó, la que jugaba prodigiosamente a salvar barcos
de verdad gracias al poder de su oración, que le daba alas de ángel y sosiego
para el mar embravecido.
Murió un 19 de
septiembre de 1290. Sus restos incorruptos fueron enterrados en la iglesia de
los frailes mercedarios de Barcelona, hoy Basílica de la Merced. Su culto como
santa fue aprobado por el Papa Inocencio XII en 1692. Es la Patrona de los
Navegantes.
Publicado en Cuenca, 19 de
septiembre de 2019 y 19 de septiembre de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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