Buscando, buscando he dado con
algo que a todos los amantes de Cuenca gusta y ahora que nos encontramos a las
puertas de la celebración de la toma de Cuenca por Alfonso VIII quiero traeros
algo que merece la pena recordar.
Se tiene por cierta la primera conquista de Cuenca a principios del siglo XII, aunque se duda de su
autenticidad de cierta crónica que se conserva en el archivo del Ayuntamiento
de Ávila y que da bastantes detalles de lo que sucedió.
Dice así: “Gobernaba la ciudad el
moro Ahacen Boali cuando Fernán Ruiz Minaya, después de cercarla, ordenó el
asalto, el día 23 de mayo de 1106, en el que perecieron Alonso Ruiz de Minaya,
hermano del jefe que dirigía el ataque, Flores Pardo, jefe de las milicias
zamoranas, Sánchez Zurraquin, jefe de las abulenses y Pedro Bezudo de las
huestes de Segovia: la plaza fue tomada por los cristianos y fue encomendada su
guarda al intrépido avilés Blasco Jimeno.
Alfonso VIII en una miniatura Medieval |
Dos años más tarde, en 1108, las
armas cristianas sufrieron una terrible derrota en las tierras de Cuenca: el
rey Alfonso VI estaba ya viejo y achacoso y puso al mando de su ejército a su único hijo varón, D. Sancho. Los almorávides
encontraron a los cristianos en las cercanías de Uclés y allí dieron la batalla
de este nombre, en la que perecieron el infante D. Sancho con los seis condes que le acompañaban, por lo cual también
se llamó esta batalla “La de los seis
condes”.
Cuentan los anales toledanos que “Alvar Hannez tomó a Cuenca de moros en el
mes de julio de 1111”. Muy pronto volvió al poder musulmán; en 1137 se
rebeló contra sus nuevos dueños los almorávides, por lo cual el príncipe Taxfin
la tomó a viva fuerza y la impuso severos castigos.
En 1146 era alcaide de nuestra
capital el Tagray, quien cansado de llevar la voz de otro jefe, bravo y
ambicioso se declaró independiente y se hizo dueño de buena parte del Oriente
de España con ayuda de los cristianos; pero enemistados éstos cercaron al
Tagray y en Murcia cayó al intentar huir.
En este continuo batallar que
cada día acrecentaba más su importancia, llegó Cuenca a finales del siglo XII,
cuando ocupaba el trono castellano el rey Alfonso VIII el de las Navas.
Apenas había salido el príncipe de
su minoría de edad y libre de la guerra con Navarra, emprendió la guerra contra
los moros. Ayudado por D. Alfonso II de Aragón y seguidos ambos monarcas de
muchos obispos y magnates, con un numeroso ejército, determinaron la
conquista de Cuenca.
El primero en llegar a las puertas
de la ciudad fue D. Pedro Ruiz Azagra, señor de Albarracín, al que se unieron
después los castellanos Tello Pérez de Meneses, capitán mayor del ejército, D.
Diego López de Haro, señor de Vizcaya, los obispos de Burgos, Ávila, Sigüenza y
Palencia; con los aragoneses vino el arzobispo de Tarragona y el Obispo de
Zaragoza, Fernán Ruiz de Azagra, señor de Daroca, y otros muchos de ambos reinos
que firmaron la concordia en virtud de la cual, y sobre el campo, el monarca castellano
absolvió al aragonés del homenaje y feudo que le prestaba desde el reinado de
Ramiro el Monje por los estados sitos a la derecha del Ebro.
Nueve meses se mantuvo la ciudad
inaccesible a los asaltos de las tropas castellanas, después de inauditos
esfuerzos, cuando los mahometanos perdieron la esperanza de ser socorridos,
cuando el hambre y la falta de agua hacía sus estragos y las torres de las murallas se derrumbaban
a los golpes de las máquinas de guerra, Cuenca se entregó a los sitiadores el
21 de septiembre de 1177.
Alfonso VIII concedió a los primeros pobladores la propiedad
libre de los términos de la ciudad, el derecho de poblar sus tierras y
franquicias de todo pecho que no sirviese para la fábrica de torres y muros;
estableció además de los hijodalgos,
la clase de aguisados, o ciudadanos
militares dispuestos siempre a acudir con armas y caballo a la defensa del
territorio; dio solar y rentas a la Orden de Santiago y como digno coronamiento
de tanta franquicia, concedió a los moradores de Cuenca un fuero o código
especial.
La ciudad tomó por blasón un cáliz
de oro y una estrella de plata en campo rojo, divisa eminente religiosa, y
tuvieron su gobierno los más ilustres conquistadores Nuño Sánchez, señalero del
Rey y Diego Jiménez, señor de los Cameros”.
Que estas celebraciones sirvan para hacer de Cuenca una ciudad
más grande y noble como siempre la han tenido quienes por ella dieron su vida.
Cuenca, 18 de septiembre de 2018 y 20 de septiembre de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico.
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FUENTES DOCUMENTALES
Descripción e historia política,
eclesiástica y monumental de España. Madrid. 1897
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