jueves, 19 de septiembre de 2024

San Eustaquio. Festividad del 20 de septiembre.

   Siguiendo las Actas griegas y latinas con referencia a la vida de san Eustaquio parece más una novela por los incidentes que se narran, intentaré resumirlos lo posible para que su lectura no resulte prolongada, pero merece la pena leerla.

Según las Actas, Eustaquio nació en Roma y fue uno de los oficiales más valerosos de los ejércitos de Tito y Vespasiano, que cercaron y tomaron la ciudad de Jerusalén en el año 70. Su verdadero nombre era el de Plácido y cuando regresó a Roma se dedicó a la administración  de sus grandes latifundios, alternando el cuidado de su hacienda con el de cazar, a que era muy aficionado.

San Eustaquio.

Un día de caza se encontró con un ciervo corpulento el cual parece que le invitaba a seguirle, así que nuestro Santo fue detrás de él hasta que al cabo de un tiempo se paró y se volvió como su quisiera hacerle frente o desafiarle. Entonces pudo ver que entre su cornamenta estaba como suspendida la imagen de Cristo Crucificado y oyó una poderosa voz que  le mandaba dejar el paganismo y hacerse cristiano.

Su esposa se llamaba Taciana, había tenido un sueño de carácter parecido. Convinieron los dos en hacerse cristianos y cambiar de nombre en el bautismo. El se llamó Eustaquio y ella Teopista. Dios les reveló los trabajos de debían padecer por su nombre, como sucedió posteriormente.

Una terrible peste asoló el lugar muriendo todo su ganado, que constituía la parte más abundante de su hacienda y los esclavos que cultivaban los campos murieron. El emperador dispuso por el mismo tiempo la separación definitiva de todos los oficiales de su ejército que no figuraban en los cuadros activos. Por todo ello le vino la pobreza y la necesidad de trabajar para comer.

Eustaquio decidió salir de Roma con su mujer y sus dos hijos pequeños. Se embarcó en Ostia, más con la mala suerte que el capitán del navío se enamoró de Teopista, hombre sin escrúpulos se deshizo de Eustaquio y de los hijos dejándolos en la primera costa africana que arribaron para que no les estorbara en sus planes.

Para Eustaquio y los niños comenzó una aventura por la desierta playa, se alimentaban de moluscos y hierbas silvestres. Para buscar comida se internaron tierra adentro, encontrando un río que tenían que cruzar. Para ello dejó a uno de los niños en una  orilla y al otro en la opuesta, plan que le costó la pérdida de los dos, pensó que uno había sido presa de un león y el otro de una loba. Con todo esto se había cumplido la profecía del Señor: llegaría un día en que se quedaría sin bienes, sin esposa y sin hijos. Resignado como otro nuevo Job.

Visto lo sucedido prosiguió el camino hasta dar con una aldea donde se puso a servir  con una amo como mozo de labranza. De esta forma vivió 14 años. Su mujer, Teopista, escapó del capitán a quien Dios privó repentinamente de la vida; desembarcó en el puerto de África y se puso a servir como criada.

Los hijos fueron también milagrosamente salvados por los campesinos de los dientes de las fieras y recogidos en la aldea vivieron, sin saberlo, cerca de donde trabajaba su padre.

En Roma entre tanto se acuerda Trajano de la prudencia y valor militar de Plácido (Eustaquio), a quien necesita para una campana en Oriente. Manda buscarlo por todo el Imperio. Dos oficiales llegan a la aldea africana donde él trabajaba, estos habían servido en sus filas, no tardaron en darse cuenta de que aquel hombre esa su oficial. Le comunicaron la orden del Emperador y le obligaron a volverse con ellos a Roma.

El emperador le devolvió todos sus grados y lo puso al frente de un ejército que debía partir para Oriente. Iban como simples soldados sud dos hijos Agapito y Teopisto, ya hombres. La suerte les deparó que padre e hijos se reconocieran en los azares de la campaña. La madre seguía de criada en África. Allí se enteró por dos oficiales, que se hospedaban en la casa, de los triunfos y cambio de fortuna de su marido y de sus hijos. Les rogó que avisasen a Eustaquio dónde se encontraba ella y al fin volvieron a juntarse bajo un mismo techo los dos santos esposos con sus hijos.

La felicidad dura poco en esta vida, cuando depende solamente de factores externos y puramente humanos. Vuelto a Roma san Eustaquio, fue recibido con los honores del triunfo; pero Adriano quiso solemnizar la victoria con grandes sacrificios a los ídolos del Imperio. Los cristianos no podían tomar parte en ellos. Eustaquio se negó rotundamente, por lo cual el emperador se enojó, que lo mandó echar con toda su familia a los leones en el anfiteatro. Las fieras los perdonaron, ni nos rozaron, pero entonces los mandaron meter a los cuatro en un buey de bronce, el cual pusieron sobre una hoguera. Así volaron al cielo todos juntos a recibir la misma corona que les había merecido una misma fe y constancia.

Esta es la historia de san Eustaquio tal como aparece en sus Actas.

En tiempos de León III aparece en Roma una iglesia dedicada a San Eustaquio, que fue posteriormente reedificada por Celestino III. Sobre una de las puertas de esta famosa diaconía romana se leía en otro tiempo un dístico latino que traducido dice así: “Yo Juan he restaurado este atrio y estas puertas para que a mí se me abra la puerta del cielo en el día de mi tránsito”.

Publicado en Cuenca, 20 de septiembre de 2020 y el 20 de septiembre de 2024.

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

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