Cuando Dios escogió a María para Madre de su Hijo, la hizo Soberana, Protectora y madre de todos los verdaderos fieles.
La historia parte del año 1218 y de la reconquista, su biógrafo
lo cuenta así:
Habiéndose reconquistado una
parte de los territorios perdidos por la venganza del conde D. Julián, que
resentido del agravio que había recibido en el honor de su hija por el rey D.
Rodrigo, había hecho dueño de toda la monarquía a Muza, general del ejército
del califa de Damasco, que se hallaba a la sazón en Berbería, no habiendo
barbaridad que no sufriesen los cristianos de parte de los sarracenos, pues a
unos desollaban vivos, a otros empalaban, a otros quemaban las plantas de los
pies a fuego lento, haciendo espirar a otros a fuerza de crueles palos,
tratándolos a todos peor que los más viles animales de carga.
Ntra. Sra. de la Merced de Huete (Cuenca) |
La Madre de la misericordia,
compadecida de tantas miserias como afligían a los cristianos cautivos, quiso
dar al mundo un ilustre testimonio de maternal bondad, fundando una
congregación cuyo instituto fuese solicitar el alivio y la redención de
cautivos cristianos que gemían bajo la cruel esclavitud de los moros. Escogió
para esta obra a Pedro Nolasco, quien fue el fundador de la Orden de la
Bienaventurada Virgen María de la Merced, dedicada a la redención de cautivos.
Todo comenzó cuando la Virgen
María se le apareció a Pedro Nolasco la noche del uno de agosto de 1218 estando
en oración. En esos momentos pedía por los cautivos cristianos que estaban bajo
la tiranía de los infieles. La Virgen le solicitó que fundara una nueva
congregación con el título de “Nuestra
Señora de la Merced”, cuya principal misión sería la redención de los cristianos
cautivos en el dominio de los moros.
Asombrado Nolasco con esta
visión, exclamó: ¿Quién sois vos que tenéis tan penetrados los secretos de
Dios?, ¿Y quién soy yo miserable pecador para encargarme de tomar esa empresa? “Yo
soy María, Madre de Dios, respondió la Virgen, que traje en mis entrañas y dí a
la luz del mundo Soberano Redentor de todo los hombres; y deseo haya en la
Iglesia una nueva familia que haga singular profesión de rescatar a los
cautivos. Yo te ayudaré en esta misión que tomaré bajo mi protección, te
facilitaré los medios y allanaré todos los escollos”.
Aunque animado Pedro Nolasco
acudió a Raymundo de Peñafort que ejercía de clérigo y escriba y era su
confesor y habiéndole contado lo que le había sucedido mientras se encontraba
en oración, Raymundo le contó que había tenido la misma revelación. No dudando
que era de Dios el pensamiento, se fueron a palacio a comunicar al rey D. Jaime
I de Aragón, lo que intentaban y confiarle la noticia del duplicado milagro;
pero quedaron gustosamente sorprendidos cuando luego el rey los vio en su
cuarto quien le anticipó antes de que ellos hablaran, la visión que había tenido
enteramente igual a la de ellos.
El día de San Lorenzo del mismo
año, el rey acompañado de toda su corte y de los magistrados de Barcelona, pasó
a la catedral, llamada Santa Cruz de Jerusalén, donde subió la púlpito
Raimundo, y publicó ante la presencia de todo el pueblo la visión que al mismo
tiempo habían tenido el Rey, Pedro Nolasco y el mismo, sobre la fundación de
una Orden religiosa con el título de Ntra. Sra. de la Merced, Redención de
Cautivos. Acabada el ofertorio, el Rey D. Jaime y Raimundo tomaron de la mano a
Pedro Nolasco y le presentaron a Berenguer de la Palu, Obispo de Barcelona,
quien le vistió de hábito blanco y el escapulario de la Orden. Habiendo hecho los
tres votos añadiendo un cuarto, por el cual así él como todos los que abrazasen
el nuevo instituto se obligaban no solo a pedir limosna para rescatar a los cristianos
cautivos, sino a quedarse ellos mismos en rehenes y por rescate siempre que lo
pidiese la necesidad.
Confirmada esta Orden por el Papa
Gregorio IX y honrándola con crecido número de privilegios, la Iglesia
instituyó el día 24 de septiembre la festividad de la Virgen de la Merced para
perpetuar la memoria de tan grande beneficio y en acción de gracias por la fundación
de una Orden que es la más heroica caridad.
San Pedro Nolasco |
Pedro Nolasco, en 1248 acompañó
al rey Fernando III de Castilla en la toma de la ciudad de Sevilla, fundando
poco después el Convento de la Merced Calzada de la Asunción. Fue canonizado en
6 de mayo de 1628 por el Papa Urbano VIII. Se le representa vistiendo el hábito
blanco de los mercedarios, con unas cadenas rotas que simbolizan la liberación
de los cautivos, un estandarte con las armas de la Corona de Aragón, una cruz y
un ramo de olivo.
En el pueblo de Huete (Cuenca) se
fundó en 1277 el Monasterio de los Mercenarios, sobre la ermita de Santa
Quiteria donde se daba culto a la Virgen del Prado. La tradición afirma que el
convento fue fundado por Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced quien
había estado visitando la tumba de San Julián en la Catedral de Cuenca.
El pueblo de Huete celebra estos
días sus fiestas en honor a la Virgen de la Merced y para su mayor gloria y
respeto os trascribo una poesía que D. Fernando León Cordente, sacerdote de
Huete que hizo a la Virgen:
Virgen Señora del Prado
desde tiempos ancestrales
tuvo la suerte de hallarte
un humilde labrador.
Y desde entonces la tierra
fecunda y sana de Huete
tu sagrada imagen quiso
en sus pechos venerar.
Hoy siguiendo tus pisadas
que nuestra tierra sembraron
de milagros y mercedes
de bendiciones y paz.
Queremos de nuevo Madre
que nuestros pasos dirijas
y nuestras vidas transcurran
a tu sombra y a tu luz.
Y que al final de la vida
al cobijo de tu manto
gocemos de dulce encanto
en el Cielo de Jesús.
Cuenca, 24 de septiembre de 2018 y el 24 de septiembre de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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