San Gabriel es
uno de los santos a los cuales se aplican aquellas palabras de la Sagrada
Escritura: Consummatus in brevi, explevir
tempora multa. Murió pronto, a la edad de 24 años, pero vivió mucho, porque
en poco tiempo hizo grandes méritos y realizó grandes obras, esas que cuentan
en los anales de la eternidad, aunque no figuren en las páginas de la historia
de este siglo.
San Gabriel de la Dolorosa |
Nació S.
Gabriel en Asís y le pusieron sus padres el nombre de su paisano san Francisco.
En 1842 quedó huérfano de madre y su padre se trasladó a Espoleto, donde hizo
los estudios de primera enseñanza con los Hermanos de la Doctrina Cristiana y el bachillerato lo cursó allí mismo,
En el año
1856, cuando contaba con 18 años de edad, tomó parte en la procesión de la
Patrona de Espoleto, la Virgen con la advocación de Santa Icone. En esta procesión nuestro joven fijó sus ojos en el
rostro de la Virgen. Algo especial pasó por su alma. Le pareció que la Virgen
le miraba de un modo singular y que le hablaba al corazón: Francesco il mondo non e per te. Ti aspetta la religione.
“Francisco, el mundo no es para ti. Te espera la religión”. No dudó de la
vocación. Dios le quería para sí en el claustro. No tardó mucho en obedecer. El
21 de septiembre de aquel mismo año de 1856 llamaba a las puertas del noviciado
de los padres pasionistas en Morrovalle de Ancona; vestía el hábito de la
Congregación el día 22 de septiembre de 1857 y tomaba el nombre de Gabriel de
la Dolorosa, con que iba a ser conocido en el Misal y Martirologio Romano.
Era nuestro
Santo de un carácter alegre, simpático, dulce, puesto enteramente en manos de
Dios. Muy pronto se hizo más digno del cielo que de la tierra, según la frase
del Papa, y Dios lo llamó para sí cuando no tenía más que las órdenes menores.
Murió con los nombres de Jesús, María y José el 27 de febrero del año 1862 en
la isla del Gran Sasso.
Nadie se dio cuenta
de sus méritos, arrebatado en plena carrera y juventud. A los ojos del mundo
desaparecía como una flor deshojada sin haber dado fruto.
Los milagros
del joven empezaron a multiplicarse. Los superiores pensaron en seguida en
introducir su causa y así hicieron en 1894. Los milagros y virtudes de Gabriel
fueron reconocidos oficialmente por León XIII, que dio el título de Venerable
en 1896 y Pío X, que lo beatificó en 1908.
Los milagros
del Santo siguieron en aumento, su devoción se fue extendiendo por toda Italia,
y el 13 de mayo de 1920 lo canonizaba solemnemente Benedicto XV, junto a santa
Margarita de Alacoque.
Publicado en Cuenca, 27 de
febrero de 2020 y el 27 de febrero de 2024.
Por: José María Rodríguez
González. Profesor e investigador histórico.
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Fuentes documentales:
-La casa de los Santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989
- Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961
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